El 23 de enero de 2002, lo impensado se materializaba: Colo Colo, el equipo más popular del país, era declarado en quiebra, por solicitud de la empresa de factoring Alianza Leasing, a causa de un cheque protestado de cuatro millones de pesos.
Se creyó lo peor, en la desaparición, pero el club continuó su giro de la mano del síndico Juan Carlos Saffie, que sin muchos recursos intentó armar un plantel acorde con los tiempos y la historia del club.
Los resultados en la cancha tampoco eran los mejores. Vio de lejos a la “U” bicampeón de 1999 y 2000, lo mismo que al Wanderers monarca de 2001.
No había mucho dinero para seducir a grandes figuras, así es que se apostó por las divisiones inferiores y a los jugadores formados en el club, apuntaladas por figuras como Marcelo Espina, el retornado Manuel Neira y Marcelo Barticciotto, aunque este con un participación menor en la cancha.
Héctor Tapia, aunque aparece en las imágenes de celebración del propio club, partió esa misma temporada a Palestino. Sebastián González se marchó al Atlante tras el Apertura.
Así fue como fue adquiriendo protagonismo gente como el arquero Eduardo Lobos, Luis Mena, Braulio Leal, Ignacio Quinteros, Miguel Aceval, Rodolfo Madrid, Gonzalo Fierro y Miguel Riffo.
De los 21 jugadores que se ocuparon en la campaña del título, 14 eran de la cantera de Macul
El primer semestre de los albos no fue mucho mejor: Rangers lo eliminó en semifinales.
Para la fase regular del Clausura las cosas no variaban mucho. Un séptimo lugar que no abrigaba muchas esperanzas. Sin embargo, en los playoffs agarra vuelo y elimina a Unión Española (3-2 y 0-0), Cobresal (4-1 y 3-1) y Cobreloa (2-0 y 2-1).
Su racha invicta en la fase decisiva la cierra con un notable desempeño en la final contra Universidad Católica, el campeón vigente. Al 2-0 en el Monumental, le sumaron el 3-2 en el Nacional, con goles de Espina y Neira, que le entregaron al “Cacique” una de las coronas más emotivas en su historia.