No importa el nombre ni lo que cueste, el único requisito es que no sea portero.
Esta es la única condición para la Superliga de fútbol en China, el campeonato que está decidido a ser uno de los más atractivos del mundo y para ello no escatima en dinero para contar con los mejores jugadores del planeta.
Los mejores sí, siempre y cuando no jueguen en el arco.
Hasta el portugués Cristiano Ronaldo fue tentado, pero la estrella del Real Madrid rechazó la oferta más grande que se haya hecho en la historia del fútbol.
El ganador del Balón de Oro y el premio The Best dijo no a los más de US$300 millones por su fichaje y un sueldo de US$100 por temporada según informó su agente Jorge Mendes en una entrevista el pasado mes de diciembre.
Pero el caso de Ronaldo es una excepción ante la regla.
Son muchos los futbolistas que se han dejado atraer por las estratosféricas ofertas que están sacudiendo el fútbol europeo en los últimos años y a los fichajes del brasileño Oscar y del argentino Carlos Tévez se les podría unir en los próximos días los de Diego Costa o el colombiano Radamel Falcao.
Los rumores son interminables, pero en ningún lugar aparecen los Gianluigi Buffon, Iker Casillas o Manuel Neuer. Ni siquiera surge el nombre del chileno Claudio Bravo, quien podría ver en China una válvula de escape a la pesadilla que está viviendo en el Manchester City.
El fútbol chino no quiere porteros, por lo menos los extranjeros, y eso lo tiene estipulado claramente en su reglamento desde hace más de 10 años.
La lógica
La medida no tiene como fin discriminar a los guardianes del arco ni es una reafirmación al poco interés que genera la posición de portero en el fútbol en comparación con los delanteros y mediocampistas.
Lo único que buscan las autoridades del fútbol chino con la prohibición es proteger a sus propios guardametas y facilitar su desarrollo.
La lógica es que los futbolistas de campo chinos se benefician de jugar al lado de la estrellas del balón, como las que mencionamos arriba, pero en el caso de los porteros la situación es diferente.
La presencia de un arquero de primera línea, que sería titular indiscutible, mermaría el desarrollo de uno chino que estaría limitado al banquillo y no tendría la oportunidad de jugar.
Esta política, que se introdujo en 2001, ha tenido el efecto esperado y la que era una de las debilidades de China es ahora una de sus posiciones más fuertes.
Como ejemplo está el caso de Zeng Cheng, portero titular de China y del actual campeón de la Superliga, el Guangzhou Evergrande.
Cheng ha sido elegido como el mejor portero de la liga de manera consecutiva las dos últimas temporadas y en 2015 fue uno de los jugadores más destacados en el título que conquistó el Guangzhou en la Liga de Campeones asiática.
Con esta garantía y teniendo en cuenta las restricciones que implementó la superliga china a partir de la temporada 2017 -redujo de cuatro a tres el número de extranjeros en el campo- los grandes porteros de los principales clubes europeos o latinoamericanos seguirán sin tener acceso al campo ni a los millones de dólares del fútbol en China.