73 de las actuales 552 jugadoras del Mundial Femenino de Fútbol entrenan en clubes estadounidenses cuando no compiten por las selecciones de sus respectivos países. No es sorprendente que así sea, ya que las condiciones en aquel país son claramente mejores, desde las instalaciones hasta los salarios, pasando por la atención pública que reciben. Estos factores contribuyen a que la mayoría de las jugadoras de elite se concentren en unos pocos países. "Muchas mujeres cambian de equipo porque buscan afrontar nuevos retos y oportunidades de mejora", dice a DW Gitta Axmann, del Instituto de Sociología e Investigación de Género en la Escuela Superior Alemana de Colonia. Además de las razones deportivas, su decisión tiene que ver también con las condiciones que rodean su trabajo. Hay muchos equipos que apenas logran pagar un entrenador, dietas de viaje, e incluso los balones y las zapatillas deportivas. Los clubs de fútbol de Estados Unidos suelen ocupar los primeros puestos de las clasificaciones internacionales, lo que en parte puede deberse a que "el fútbol masculino allí apenas está asentado”, dice Axmann. "El balompié masculino está considerado como un deporte propio”. Por ese motivo, las mujeres no tienen que competir con los equipos masculinos por recibir atención, como sucede en otros lugares.
El caso de Jamaica
Las jugadoras de algunas selecciones del Mundial Femenino de Fútbol son, en su práctica totalidad, "mercenarias” del balompié, es decir, que tienen contratos con equipos extranjeros. Eso ocurre, por ejemplo, con la selección de Jamaica: ninguna de sus jugadoras juega en equipos de su propio país, la mayoría lo hacen en Estados Unidos, algunas en Noruega y otras en Italia. El equipo, llamado "Reggae Girlz”, ya fue eliminado durante la fase de grupos. Dadas las circunstancias de este deporte en su país, que las "Reggae Girlz” hayan llegado al Mundial Femenino es un logro importante.
Jamaica tiene solo tres millones de habitantes y el fútbol allí no es ni de lejos el deporte favorito de la gente. La falta de interés y los prejuicios contra el fútbol femenino han dificultado incluso que las "Reggae Girlz” tengan su propio club de hinchas. Además, la Federación de Fútbol Jamaicano ya ha disuelto la selección femenina en varias ocasiones por falta de dinero y de éxitos. Pero, en los últimos años, ha recibido el apoyo de Cedella Marley, la hija del célebre cantante Bob Marley. Su iniciativa ha logrado que el equipo reciba atención y apoyo financiero. En una encuesta del New York Times, algunas jugadoras jamaicanas confesaron haber ganado solo unos cientos de dólares en el último año con el fútbol. Una incluso dijo no haber ganado absolutamente nada.
Problemas de las ligas para retener a las jugadoras
En otros países, la situación parece ser menos grave, pero hay historias similares en muchos lugares. En Brasil, Holanda y Canadá, más de la mitad de las jugadoras de sus selecciones compiten en ligas de otros países. En la selección de Nigeria, todas las futbolistas nacieron en el país, pero solo siete de ellas entrenan en clubes nigerianos. Por supuesto que también existen estas fluctuaciones en el fútbol masculino. En su caso, los cambios de país suelen indicar dónde hay mejores condiciones económicas y deportivas. "Incluso en Alemania conozco futbolistas femeninas de elite que tuvieron que abandonar el fútbol porque no podían ganarse la vida con él”, asegura Axmann.
Sacrificios para jugar en las mejores ligas
Jugar en otro país implica dejar atrás amigos, familia y hogar. La defensa francesa Wendie Renard nació en Martinica. Según confesó al New York Times, su mayor sacrificio por el fútbol fue "abandonar a mi familia para ir a Francia cuando tenía 14 años y medio”. Países como Francia, Reino Unido y España se ha convertido en los últimos años en destinos atractivos para las jugadoras. España, por ejemplo, ha mejorado su posición en el fútbol femenino, clasificando por primera vez para el Mundial en 2015. Actualmente, hay 51 jugadoras de 12 selecciones nacionales diferentes que juegan en clubes españoles. España ocupó titulares en 2019, cuando los 60.739 hinchas de la liga femenina pudieron asistir a un partido entre el Atlético de Madrid y el FC Barcelona en el emblemático estadio Wanda Metropolitano. Según Gitta Axmann, el apoyo de los equipos masculinos es muy importante para lograr éxitos como ese: "Solo el hecho de poder utilizar un estadio de un club masculino, como el de Atlético de Madrid, puede suponer una gran ayuda”, asegura.
El Mundial Femenino de Fútbol 2019 es una prueba de las positivas transformaciones que este deporte atraviesa. Para Axmann, se trata de un proceso que no tiene marcha atrás.