La Comisión de Ética de la FIFA suspendió de por vida a Jack Warner, exponiendo como principal razón que el funcionario de Trinidad y Tobago era “el eje de un sistema de otorgamiento, recepción y exigencia de pagos ilegales de dinero que solo tenían como objetivo el enriquecimiento personal a través de la utilización de los cargos en la FIFA y la Concacaf”.
Uno de esos pagos fue el que Franz Beckenbauer estaba dispuesto a hacerle a Warner. Por lo menos así se desprende del precontrato que lleva la firma del ídolo del fútbol alemán, en el que se contemplan una serie de favores y transacciones para y con el caribeño, presuntamente a cambio del respaldo del entonces exvicepresidente de la FIFA a la candidatura de Alemania a ser sede del Mundial 2006.
Actualmente Beckenbauer se encuentra en la picota pública en Alemania por culpa del documento, mientras Warner, un oscuro mercader del fútbol internacional, asegura a través de un correo electrónico al portal de noticias deportivas Sport1 que “Yo no tuve ningún acuerdo con los alemanes relacionado con el Mundial”.
Una figura sombría
Aun así, la palabra de Warner no genera gran confianza. Al fin y al cabo, al exfuncionario de Trinidad y Tobago se le conoce en la administración del fútbol internacional como “Jack el destripador”, un mote que debe hacerle honor a su gran habilidad a exprimir hasta la saciedad cualquier situación a la que pueda sacarle provecho monetario, gracias a la cual se ha convertido en uno de los hombres más ricos e influyentes de Trinidad y Tobago.
No en vano una de sus biografías, que lleva el título “De cero a héroe”, cuenta la carrera de un hombre que de niño ganaba dinero cortando caña y luego se convertiría en su país en ministro de Seguridad, de Transporte, de Trabajo y que también sería congresista, docente universitario y empresario hotelero.
Al fútbol Warner ingresó en 1966, y luego de haber dirigido su propio equipo (el FC Joe), en 1983 despegó su gran carrera internacional al convertirse en el vicepresidente de la Concacaf, posición desde la cual extendió su influencia en la FIFA, institución de la que sería también vicepresidente y miembro del Comité Ejecutivo hasta 2011, cuando se retiró involucrado en un escándalo por la presunta compra de votos a favor del candidato de Catar a la presidencia de la FIFA, Mohamed bin Hammam.
Lazos alemanes
Los vínculos comerciales de Warner con Alemania no han sido pocos, ni tampoco nuevos. En el marco de la candidatura a ser sede del Mundial 2006, Trinidad y Tobago fue uno de los cuatro países (junto a Malta, Tailandia y Túnez) que recibieron en condiciones muy favorables la confirmación de ser visitados por el Bayern Múnich y la selección nacional.
Aunque los controvertidos partidos amistosos no se llevaron a cabo, Warner sí se benefició con que Alemania fuera sede del Mundial 2006, pues una firma de la cual era socio con su familia, Simpaul´s Travel Agency, recibió los derechos para la comercialización de las entradas a los partidos del evento en Trinidad y Tobago.
En su momento, preguntado sobre por qué Warner siendo un funcionario del fútbol comercializaba entradas a partidos del Mundial alemán, Franz Beckenbauer respondió: “Eso no es cuestión nuestra”. Hoy, casi una década después, el máximo ídolo del fútbol en Alemania guarda silencio y aún no habla del nombre que es su peor pesadilla: Jack Warner.