Uno pensaría que ante una sensible derrota por 2-0 ante el Atlético de Madrid, el plantel de la Juventus retornaría a los entrenamientos con la cabeza gacha para enfocarse en el duelo de vuelta de la Champions League. Pero sus jugadores no pensaron así.
Posterior al partido, los jugadores abandonaron el Wanda Metropolitana y abordaron un jet privado rumbo al Starhotel Majestic, de Turín.
Ahí los esperaban aproximadamente 60 modelos, quienes acompañaron al grupo dentro de los que se encontraba Cristiano Ronaldo en una fiesta que duró hasta la madrugada.
Ante las acusaciones por parte de la prensa el técnico de la vecchia signora, Massimiliano Allegri, justificó a sus pupilos, dejando en claro de que el evento se trataba de una cena y no de una fiesta.
"Soy un entrenador, no un vigilante. Ellos lo hicieron y creo que fue algo bueno porque hace el ambiente más distendido. Los muchachos son responsables por lo que ellos mismos hacen", justificó el italiano.
Incluso tuvo el atrevimiento de darle un buen desenlace a toda la historia: "Creo que la cena nos trajo buena suerte porque después de ésta le ganamos al Napoli".