De Van Persie a Valdés, Van Gaal sigue devorando a sus hijos
Es difícil determinar si Louis Van Gaal sabe lo que hace o da manotazos de ahogado. Ahora, tras despedir a Víctor Valdés y Robin Van Persie, corre el peligro de dejar al Manchester United sin un portero de garantías y sin gol.
Ambos jugadores gozaron hasta hace poco tiempo de la confianza del entrenador, a quien le encanta el papel de paterfamilias, pero las relaciones se enfriaron paulatinamente.
-
"Padre, menor será nuestro dolor
si tú nos comes: tú nos vestiste
estas míseras carnes, tú tómalas ahora"
Abnegación de los hijos del conde Ugolino, Infierno, Canto XXXIII *
En el caso de Valdés, Van Gaal abrió la caja de los truenos cuando anunció que no iría a la gira de pretemporada, debido a que no había querido entrenar y jugar con el equipo juvenil, contrariando "la filosofía" del plantel.
Valdés, que en 2002 vivió una situación similar con Van Gaal en el Barça, se sintió traicionado: una versión puso en boca de una figura de su entorno que la chispa fue el rumor de que el relevo natural de David De Gea, pretendido por el Real Madrid, no sería él, sino otro portero con quien se estaba negociando.
La experiencia de Van Persie fue la clásica marginación del futbolista que ha dejado de interesar a su técnico: de ser su mano derecha en el equipo nacional y el candidato natural a conducir el ataque del club, pasó al banquillo y de allí a entrenar con los jugadores "marcados" para la venta o cesión en préstamo.
Ahora en el Fenerbahce, Van Persie no oculta su decepción: "No me dieron una honesta (esta es la palabra clave de la cita) oportunidad para recuperar mi puesto", dijo.
¿Adoptando a Chicharito?
De modo que, con el futuro de De Gea en duda, no se sabe quién parará los disparos la temporada venidera, ni quien encabezará la línea de ataque, salvo Wayne Rooney, el único striker en servicio, si descontamos a Javier Hernández y James Wilson, que no despiertan el instinto paternal del DT.
Los rumores de mercado ofrecen, como de costumbre, un panorama desconcertante: unas fuentes aseguran que Ed Woodward, el vicepresidente ejecutivo del Manchester United, está "destrabando" el pase de De Gea, que se concretaría en las próximas horas; otras nos dicen que el Real Madrid no ha contestado la última gestión del club inglés (que pediría "40 millones o Sergio Ramos y Keylor Navas") y no moverá ficha hasta agosto.
El DT y Woodward han jugado una partida de póker digna de James Bond con Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, quien dispone de una mano muy fuerte: si espera un año más podrá quedarse con De Gea gratis.
Puede ser, pero no le saldrá gratis: además del riesgo y la espera, Pérez deberá desembolsar cinco millones de euros en compensación a De Gea, además del costo de la compra y salarios de Kiko Casilla, el exportero del Espanyol.
En nombre de Romero
Los descartes y cambios han sido fascinantes: sale Iker Casillas y entra Kiko Casilla en el Real Madrid; sale Víctor Valdés y está a punto de entrar Sergio Romero en el Man United, con Jasper Cillessen esperando entre bambalinas.
Romero y Cillesen son criaturas de Van Gaal: el argentino estuvo a sus órdenes en el AZ Alkmaar campeón (2008-2009) de la Eredivisie, mientras que el holandés le debe su llamado a ser titular del seleccionado nacional, en 2013.
Bastian Schweinsteigen, el celebrado y veterano refuerzo (cumplirá 31 el 1 de agosto) también es producto en cierto sentido de la "academia" de Van Gaal, ya que él se atribuye la transformación del alemán en mediocampista "total".
El técnico también considera "hijo futbolístico" suyo a Thomas Müller, a quien ahora quiere contratar a pesar de que el Bayern Múnich asegura que es intransferible: al parecer, el alemán está enemistado con Pep Guardiola… casualmente otro futbolista que debería agradecer a Van Gaal (así lo cuenta éste) el descubrimiento de su condición de "conductor de hombres".
Lea: De Gea ilumina el clásico desde la portería
Otro refuerzo reciente, Menphis Depay, fue el joven más destacado del equipo holandés en el mundial de Brasil, gracias en buena parte al estímulo que le dio el seleccionador… un tal Louis Van Gaal.
Según las versiones, Romero estaría llamado a ser suplente, tanto de De Gea si este sigue en Manchester como de Cillessen si el español se marcha a Madrid.
Apoyo condicionado
Es evidente, entonces, que Van Gaal no vacila en dar oportunidades a los jugadores, pero tampoco le tiembla el pulso a la hora de sentarlos… o despedirlos.
La indiferencia de Van Gaal ante Radamel Falcao, ahora en el Chelsea, es diferente en el sentido de que nunca le demostró confianza: su llegada a préstamo desde Mónaco se debió en parte a la presión del agente Jorge Méndes, que al mismo tiempo negociaba la "operación" Ángel di María.
Tampoco se le puede reprochar a Van Gaal el supuesto fracaso de Di María, cuya contratación apoyó sin ambages: si bien es cierto que las vacilaciones y cambios tácticos conspiraron contra su juego, también tuvo mucho que ver el hecho de que su esposa nunca se sintiera cómoda en Manchester, en particular tras un asalto en su casa, que decidió a la pareja a vivir en un hotel.
Lea: Di María, el nuevo Gaal-áctico
A Van Gaal no le importa demasiado la opinión de los demás (lo dice cada vez que tiene la oportunidad), pero en el ámbito del fútbol se abre paso la impresión de que los "hijos" futbolísticos del patriarca tienen los días contados si no llevan el paso o si no tienen cabida en un cambio de planes.
Decisiones similares de otros técnicos no llaman tanto la atención, tal vez porque encuentran formas más diplomáticas de zanjar las diferencias o porque el "estilo Van Gaal", o su propaganda, exige que el DT aparezca como escultor de sus jugadores, un Pigmalión del fútbol que da forma y vida a sus Galateas, una fantasía que no se puede sostener durante mucho tiempo en la vida real.
Así, una parte muy visible de la imagen pública de Van Gaal es la del padre/entrenador que devora/descarta a sus hijos/futbolistas.
Esto se debe a su porfiada insistencia en que él crea a sus jugadores, que su filosofía (la palabra es una de sus favoritas) moldea sus carreras.
*Dante Alighieri da a entender en forma ambigua, sin afirmarlo expresamente, que el conde Ugolino, condenado por sus enemigos a morir de hambre, se alimentó de los cuerpos de sus hijos, que murieron antes que él. "Después, más que el dolor, pudo el ayuno", escribe.