Este sábado se iba a jugar la final de la Copa Libertadores de América entre River Plate y Boca Juniors.
El partido estaba pactado para las 17:00 horas y se desarrollaría en el estadio Monumental de Núñez. Sin embargo, incidentes en las cercanías del recinto impidieron la realización de la final.
Y es que el bus que trasladaba al equipo xeneize fue recibido con piedrazos, por parte de hinchas del "millonario", cuando se acercaba al recinto deportivo.
Estos hechos, además, dañaron a la mayoría de los vidrios del vehículo y varios jugadores y miembros del plantel resultaron con heridas superficiales y, en algunos casos, oculares.
Sin embargo, el conductor del bus que trasladaba al plantel rompió el silencio tras los hechos.
En conversación con ESPN señaló que sufrió un desvanecimiento cuando se produjeron los incidentes y que "el vicepresidente de Boca, Horacio Paolini, agarró el control del micro hasta que reaccioné de vuelta y traté de hacer lo posible para traer a los muchachos a salvo acá".
"Si Paolini no tomaba el volante pudo haber sido una tragedia. Cuando vi la piedra ya no recordé nada, hasta que manoteé el volante de vuelta y dije 'estoy bien'. Pero fue un segundo, como que me quedé sin aire", agregó.
Y añadió que "lo peor fue cuando doblé en Lidoro Quinteros y Libertador. Ahí fue un ataque masivo. Después, cuando pasamos la rotondita, parecía que nos esperaba un ejército, como en una zona liberada".
"Vinimos a un partido de fútbol. No a una guerra", concluyó.