Un juez federal rechazó este viernes una demanda de las jugadoras de la selección femenina de fútbol de Estados Unidos contra la federación nacional para recibir las mismas ganancias que sus compañeros del equipo masculino.
El fallo supone un varapalo para la batalla judicial que sostienen desde hace un año las actuales campeonas del mundo, que rápidamente avanzaron que apelarán la decisión.
De acuerdo con la resolución, de 32 páginas, el juez Gary Klausner de la Corte del Distrito central de California, en Los Ángeles, desestimó la reclamación del equipo femenino por discriminación salarial, fallando a favor de la Federación estadounidense (US Soccer).
Sin embargo, el juez sí permitió que algunas de las peticiones de las jugadoras por diferencia de condiciones respecto a sus colegas masculinos en áreas como vuelos, alojamientos de hotel y servicios médicos puedan ser vistas por un tribunal el próximo 16 de junio en Los Ángeles.
La vocera de las jugadoras, Molly Levinson, declaró que el fallo las dejó "sorprendidas" y "decepcionadas".
"Confiamos en nuestro caso y estamos firmes en nuestro compromiso de asegurar que las niñas y mujeres no serán menos valoradas por su género", dijo Levinson en un breve comunicado.
"Hemos aprendido que existen tremendos obstáculos para el cambio. Sabemos que se necesita valentía y coraje y perseverancia para hacerles frente. Apelaremos y seguiremos adelante", subrayó la portavoz de la selección.
Jugadoras como Christen Press o Megan Rapinoe, Balón de Oro femenino de 2019, también se pronunciaron en contra del fallo.
"Nunca dejaremos de luchar por la igualdad", subrayó en Twitter Rapinoe, conocida por su activismo a favor de la igualdad de género y los derechos de la comunidad LGBTI.
La disputa tuvo su punto álgido el pasado marzo coincidiendo con la brillante victoria de la selección femenina en la SheBelieves Cup, al conocerse una serie de argumentos presentados por la federación ante el juez para justificar la desigualdad de pagos.
Entre estos argumentos estaban que el trabajo de un jugador requiere "un nivel más alto de destreza" que el de una jugadora y que las condiciones que afronta el equipo masculino cuando juega en canchas de México o Centroamérica no se podían comparar a ninguna de las que vive el equipo femenino.
Estas explicaciones generaron una gran indignación entre las jugadoras -Rapinoe las tildó de "misóginas y sexistas"- y patrocinantes de la federación, cuyo presidente Carlos Cordeiro acabó renunciando por el escándalo.