Predecir lo que pasará en la pelea por el título mundial de los pesos pesados entre el británico Anthony Joshua y el ucraniano Wladimir Klitshko es entrar en una dimensión desconocida del boxeo.
Ni la presencia de las más de 90.000 personas que abarrotarán las gradas del estadio de Wembley este sábado, o las millones que lo verán por televisión, están convencidas de lo que presenciarán sobre el cuadrilátero.
Por un lado está la promesa del boxeo británico con un impactante récord de 18 victorias en 18 peleas, todas por la vía rápida. Pero por el otro se encuentra todo un veterano del ring que ha peleado más veces por el campeonato mundial que lo que ha hecho Joshua en todas su carrera.
La diferencia en el número de asaltos peleados es abismal: 44 para el británico, 359 para su rival.
Pero hay algo en Anthony Joshua que hace creer que el boxeo podría estar frente a su próximo gran campeón, un nuevo monarca de su división reina.
Que la velocidad y sed por devorar el mundo del peleador de 27 años contrarrestará la experiencia y potencia de su contrincante de 41 años con el objetivo de "reescribir la historia del boxeo", que es como se ha promocionado el combate.
Todo un gran desafío para una persona que sólo comenzó a boxear cuando tenía 18 años y que estuvo cerca de no lanzar ni un golpe en su vida por continuos problemas con la justicia.
Más que un campeón
Sobre el papel la vida de Joshua reúne todas la cualidades del arquetipo que un campeón debe poseer.
Está su físico, que parece esculpido con milimétrico detalle para resaltar cada uno de los músculos de su cuerpo.
Está su lado oscuro, el de una persona que en su juventud estuvo en prisión y tuvo que cumplir trabajos comunitarios tras ser detenido en posesión de drogas con intención de venderlas.
Luego aparece la conversión que lo transformó en un héroe olímpico, ganador de la medalla de oro en Londres 2012, emulando lo que hizo en su momento el propio Klitshko (Atlanta 96) o su compatriota Lennox Lewis (Seúl 88).
También está la modestia de un hombre que todavía vive en un pequeño apartamento junto a su madre en el norte de Londres y el encanto de una personalidad que tiene consciencia de la importancia de una foto con sus aficionados.
Y todo lo completa con un particular carisma que atrae por igual a lo acólitos y cínicos del boxeo.
Pero el boxeo es un deporte cruel y un sólo golpe de Klitschko puede destruir en una fracción de segundo la aureola que se ha construido durante años alrededor del peleador británico.
Por algo el pugilista ucraniano ha ganado tres campeonatos del mundo y sólo ha perdido cuatro de sus 68 peleas como profesional, ganando 53 de ellas por nocáut.
"Hay una posibilidad que Joshua se quede completamente sin aliento", reconoció su promotor Eddie Hearn.
"Y también hay la posibilidad que sea el peleador que nosotros creemos que es, salga allí y desarme a Klitshko. Nadie en verdad lo sabe, y eso es lo atractivo de la pelea".
Se espera que el combate se venda más de un millón de veces en la televisión por pago en Reino Unido, además de que contará con cobertura especial en Alemania y en Estados Unidos, donde será transmitido por Showtime y HBO.
"Sólo lo han hecho dos veces antes: Lennox Lewis contra Floyd Mayweather y Floyd Mayweather contra Manny Pacquiao", resaltó Hearn.
Generaciones
El hermano mayor de Wladimir, Vitali Klitshko, quien también fuera campeón mundial de la división reina del boxeo, le dijo a la BBC este viernes que Joshua no tenía ninguna chance de vencer a su hermano, siempre y cuando mantuviera la concentración al 100%.
"Nadie es perfecto. Todos tienen fortalezas y debilidades. La debilidad de Wladimir es su concentración", explicó Vitali, agregando que su hermano entiende que esta es la "pelea de su vida".
Joshua, hijo de padres nigerianos y nació en la localidad de Watford, al norte de Londres, asegura que no hay ningún miedo en su cuerpo y que este sábado es "sólo otro escalón más hacia la grandeza".
La lógica indica que Klitshko puede ser un escalón demasiado alto para Joshua, pero de eso se trata el deporte y el boxeo, de esperar que ocurra algo que era imposible pensar hace menos de 10 años.
Así se vivirá las horas previas a una pelea que se espera cumpla con las expectativas y el bombo que se ha generado en torno a ella.
Eso es algo que pocas veces ocurre, pero la simple esperanza de ver en el futuro al primer campeón mundial unificado de la división reina del boxeo del siglo XXI hace que este sábado valga la pena correr el riesgo.
No vaya a ser que nos perdamos el momento en el que el boxeo decidió escribir un nuevo capítulo de su historia.