Cómo Noruega llegó a ser la potencia de los JJ.OO. de invierno
Es evidente que comparar la cosecha de medallas de Noruega en la historia de las Juegos Olímpicos de Invierno con la suma de la conseguida por todos los países de América Latina no terminaría siendo del todo justo.
Incluso al mostrar que la región tiene una población superior a los 600 millones de habitantes y el pequeño país nórdico apenas supera los cinco millones.
Son dos realidades geográficas, de intereses y de recursos distintos.
Pero lo que sí resulta sorprendente es que con sus 329 medallas, hasta el inicio de PyeongChang 2018, Noruega es de lejos la mayor superpotencia de los deportes de invierno.
Supera incluso a países que deberían tener una mejor figuración como Estados Unidos, Rusia, Alemania, Canadá o la misma Suecia.
A fin de cuentas Noruega ocupa el lugar 116 en el mundo por número de habitantes, pero eso no ha sido impedimento para liderar el medallero desde la primera Olimpiada de invierno en Chamonix, Francia, en 1924.
Desde entonces ha dominado otras seis olimpiadas y ha sabido reaccionar a las más de tres décadas de supremacía soviética y la irrupción alemana en los últimos 26 años.
Placer para todos
Si las proyecciones de la agencia de noticias The Associated Press o el medallero virtual de Gracenote se cumplen, Noruega está a las puertas de vivir los mejores juegos de su historia.
Incluso en el cálculo más pesimista se habla de una cosecha superior a las 30 preseas, que la pondría en una cara a cara directo contra Alemania para dominar la tabla de medallas en PyeongChang.
Cifra impensable cuando en Calgary, en 1988, sufrió la peor actuación de su historia al acumular tan solo cinco preseas y ninguna de oro.
Se puede pensar que la geografía le da una ventaja natural a Noruega, pero lo vivido hace 30 años demuestra que si bien contribuye no es la única razón para garantizar el éxito.
"El objetivo es divertirnos, y ser tan buenos amigos cuando regresemos a como lo fuimos cuando llegamos aquí", declaró el jefe de la delegación, Tore Ovrebo, al diario estadounidense The Washington Post.
"En el ínterin, tenemos la esperanza de unas 30 medallas", enfatizó.
Hasta el momento ya suman ocho en Corea del Sur, incluyendo una de oro, que la ubica por detrás de Alemania, Holanda y EE.UU. en el medallero.
Las palabras de Ovrebo reitera la consigna con la que los deportistas noruegos afrontan cada cuatro años los juegos, "el placer para todos", una forma de ver el deporte que se establece desde la infancia.
Esquíes en los pies
Un viejo dicho nórdico asegura que los noruegos "nacen con esquíes en sus pies", pero lo que en principio surge como una forma de supervivencia es el punto de partida para el desarrollo que viene después.
No es de extrañar que cuando los niños comienzan a caminar en otros países, en Noruega comienzan a esquiar, impulsados por un estilo de vida que impulsa las actividades al aire libre, además de preservar la cultura igualitaria de la sociedad.
Los niños noruegos no compiten entre sí antes de los 6 años y hasta los 11 participan en ciertas competencias en las que todos reciben el mismo premio.
Es recién en el inicio de la adolescencia cuando se produce el punto de inflexión para los futuros atletas olímpicos.
"Pienso que somos mejores como país", señaló Ovrebo sobre los cambios que se implementaron en Noruega para recuperar el prestigio en las Olimpiadas de invierno, respaldado por una fuerte inversión estatal.
Por eso la meta de las 30 medallas.
"Es importante que todos entiendan que este es un objetivo que hemos creado en conjunto con los deportes", de cuántas medallas podía ganar cada deporte.
"Y entonces hicimos una suma. Y entonces hicimos el trabajo de calidad sobre esa suma. A veces es soñando, pero otras es un objetivo realista. Después de hacer esto hubo un gran compromiso por alcanzar este objetivo en común", le dijo al Washington Post.
Foco
De los siete deportes olímpicos de invierno, hay dos en los que Noruega destaca claramente sobre el resto, y precisamente son los que más medallas suelen entregar en los juegos.
Se tratan del esquí de fondo o campo traviesa y su pariente cercano el biatlón.
Allí han conseguido 142 de las 329 medallas, cosecha que se ha beneficiado por la falta de competitividad o de interés por parte de otros países.
Según un informe publicado por el diario estadounidense Wall Street Journal antes de las Olimpiadas de Sochi en 2014, Noruega y Alemania han ganado la mitad de las medallas que se han entregado en la historia en biatlón.
Mientras que un 82% de las preseas ganadas en esquí de fondo se las han repartido entre cuatro países.
Tendencia que se cree seguirá teniendo vigencia en PyeongChang, donde ya ha conquistado cuatro de las seis medallas que hasta ahora se han entregado.