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25 años de la muerte de Ayrton Senna: el enigmático carisma que mantiene vivo el espíritu del piloto

25 años de la muerte de Ayrton Senna: el enigmático carisma que mantiene vivo el espíritu del piloto
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Fue tres veces campeón mundial, pero más allá de su asombroso talento, fue lo complejo y fascinante de su personalidad lo que dejó una huella imborrable que permanece en el deporte un cuarto de siglo después de su muerte.

Para entender el dolor que causó la muerte de Ayrton Senna el 1 de mayo de 1994 es imposible no dejarse seducir por la fascinante personalidad de un piloto cuya figura trascendió mucho más allá de las pistas.

Para Brasil llegó a ser incluso más influyente e importante que el propio fútbol, hasta el punto que cuando la Canarinha ganó el Mundial de Estados Unidos, semanas después del accidente en el que perdió la vida, los jugadores le rindieron tributo ondeando una bandera con su imagen por la cancha.

Fue la alegría que alivió el profundo vacío que dejó el fallecimiento de un ídolo que supo combinar su espectacular talento natural al volante con un carácter enigmático y atractivo por igual.

"Eso era lo relevante de Senna", comentó Andrew Benson, responsable de la cobertura de la Fórmula 1 para la BBC.

Ayrton Senna en el momento de su muerte en el circuito de Imola.
Ayrton Senna en el momento de su muerte en el circuito de Imola.

"Su encanto, la fascinación globalizada en él, no solo recae en su asombroso talento, sino que también en lo profundo y complejo de su personalidad".

"Es verdad que fue uno de los más grandes pilotos que el mundo ha podido ver, tal vez el mejor, pero él mucho más que eso", destacó el periodista que recordó como un año y ocho días antes de la muerte de Senna tuvo su primer encuentro profesional con el brasileño.

Aquel día Benson se encontraba entre el grupo de periodistas que rodearon a Senna al finalizar la primera sesión de entrenamientos del entonces Gran Premio de San Marino en el circuito de Imola.

Parado detrás del piloto y con el brazo completamente estirado, mantenía el micrófono lo más cerca que pudo para no perderse ninguna de sus declaraciones.

La improvisada rueda de prensa se fue extendiendo por lo que fue inevitable que el brazo del periodista se cansara. Sin opciones de cambiar de posición, Benson dejó reposar su extremidad levemente sobre el hombro de la superestrella brasileña.

Para su sorpresa no hubo queja ni reacción.

"Esa mañana fue una muestra del lado amable, noble y gentil de una persona que en otras ocasiones podía ser la personificación del hombre de acero, sin piedad, agresivo y ciego por un deseo insaciable", resaltó el especialista de la BBC.

Único

En el poco más de un año que compartió con Senna, Benson pudo percibir del brillo especial de la aureola que rodeaba al brasileño.

"Poseía un carisma tan poderoso que silenciaba completamente la habitación en la que entraba", dijo.

"Podía ser magnético para ser escuchado, inmensamente inteligente, filósofo para describir los peligros de su profesión, su propio sentido de la mortalidad y cómo lo afectaba".

De allí que recuerde sus palabras.

"Tú estás haciendo algo que nadie más es capaz de hacerlo", reflexionó Senna.

"Pero en el mismo momento en el que eres visto como el mejor, el más rápido y como alguien al que no se puede tocar, tú eres enormemente frágil. Porque en una fracción de segundo se puede ir".

"Estos dos extremos son sensaciones que no tienes cada día. Son cosas que contribuyen a, ¿cómo lo puedo decir?, conocerte más profundamente. Estas son las cosas que me hacen seguir", aseguró el brasileño.

Para Benson nunca ha habido un piloto que hablar igual sobre ese tema, con tanta elocuencia.

Cuando Senna murió en el circuito de Imola en 1994, debido a la perforación que sufrió su casco por una pieza de la suspensión tras chocar contra la pared en la curva de Tamburello, a casi 200 kilómetros por hora, su imagen quedó congelada en el tiempo.

Tenía 34 años, con pequeñas arrugas recién apareciendo en su rostro de estrella de cine.

En la zona

A lo largo de su carrera Senna ofreció un gran número de momentos inolvidables sobre las pistas, exhibiciones de conducción que a día de hoy son recordadas por desafiar la lógica.

Como su victoria bajo la lluvia de la campiña inglesa en el circuito de Donington en 1993 o cuando logró su primer título en 1988 en Suzuka, Japón.

Ayrton Senna conduciendo su McLaren en Donnington en 1993.
Ayrton Senna conduciendo su McLaren en Donnington en 1993.

Incluso en su primera temporada ofreció una muestra de lo que iba a ser capaz de hacer cuando en tan solo su sexto gran premio mereció ganar el Gran Premio de Mónaco en el legendario trazado del principado.

A los mandos de un modesto Toleman se encontraba con opciones de adelantar al McLaren del francés Alain Prost, reconocido como uno de los mejores pilotos de la época, cuando se detuvo la carrera por la fuerte lluvia que caía.

Fue su carta de presentación y el punto de partida de una brillante carrera que estuvo impulsada por su incansable búsqueda del éxito.

Ayrton Senna sentado en su Williams antes de la carrera en el circuito de Imola en 1994.
Ayrton Senna sentado en su Williams antes de la carrera en el circuito de Imola en 1994.

De ahí que incluso era capaz de ganar cuando no tenía el mejor auto y de lograr triunfos en momentos en los que nadie más hubiera podido.

"Senna murió hace 25 años pero su espíritu y recuerdos viven tan fuerte como siempre en los corazones y mentes de todos aquellos que han seguido la F1. Y siempre lo estarán", aseguro Benson.

Y seguramente también seguirán vigentes en muchas otras personas que nunca han seguido la categoría.

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