Cómo un zapato roto ha puesto a Nike y al baloncesto bajo la lupa en EEUU
Solo habían pasado 33 segundos del partido más esperado del campeonato universitario de Estados Unidos entre North Carolina y Duke cuando una de las zapatillas Nike de Zion Williamson se rompió dejando su pie completamente expuesto.
El imponente jugador de 18 años y más de dos metros de altura cayó sobre el tabloncillo con evidentes muestras de dolor, ante el estupor de las miles de personas sentadas en las gradas y las millones que veían el partido retransmitido en horario estelar a nivel nacional.
Una de ellas, el expresidente Barack Obama, llegó a exclamar sorprendido: "¡Se rompió su zapato!".
Considerado el "próximo LeBron James", Williamson sufrió un esguince grado uno en su rodilla que seguramente no afectará su favoritismo para ser elegido como número uno en el draft o sorteo de la NBA este año, el próximo 20 de junio.
Pero su lesión sí que desató una tormenta que salpica directamente a Nike y a la propia NBA.
¿Explotación?
Tras el incidente ocurrido el miércoles, las acciones de las gigante de ropa deportiva sufrieron un duro golpe al caer un 1,7% y generar pérdidas superiores a los US$1.100 millones.
La firma publicó un comunicado expresando su preocupación y deseándole una rápida recuperación al jugador.
"La calidad y rendimiento de nuestros productos son lo más importante. Si bien es un caso aislado, estamos trabajando para identificar el problema", prometió.
Pero el texto no hace referencia al otro tema que ha acaparado la cobertura de los medios en Estados Unidos.
"No solo expuso su pie también puso interrogantes sobre el futuro de un jugador insignia y sobre la gran influencia que las compañías de zapatos poseen en el baloncesto universitario", publicó el periódico The New York Times.
"El zapato dañado amenaza con convertirse en una pesadilla para Nike, que paga decenas de millones a los programas de élite del deporte universitario para ser los patrocinadores exclusivos de sus equipos y proveedores de sus calzados".
Jason Owens, del portal Yahoo Sport, consideró por su parte que "el susto fue suficiente para poner en la mira el concepto shamateurism en el deporte universitario", una mezcla en inglés de las palabras vergüenza y aficionado.
Owens hizo referencia al hecho de que "una superestrella sin contrato sufre una lesión en un juego donde todos a excepción de los jugadores se benefician".
Y es que, según las actuales reglas de la NBA, no se permite que un basquetbolista salte del colegio secundario a la liga profesional, lo que le obliga a jugar en el baloncesto universitario donde no reciben dinero y se arriesga a lesionarse sin una cobertura como la que tiene un jugador profesional.
En este caso, por ejemplo, mientras Nike tiene un acuerdo con Duke por millones de dólares desde hace más de dos décadas, que convierte a los jugadores en vallas publicitarias gratis al llevar ropa con su conocido logo, la cadena deportiva ESPN se beneficia de la audiencia que generan los partidos entre los principales equipos universitarios.
Efecto Zion
La sola presencia de Williamson hizo que las entradas para presenciar el derbi universitario aumentarán incluso por encima del Super Bowl gracias al llamado "Efecto Zion".
Sus espectaculares actuaciones han hecho que tenga un valor proyectado de US$1.000 millones cuando dé el salto al baloncesto profesional, según un analista de ESPN, colocándolo a la par de figuras como Michael Jordan, Tiger Woods o Floyd Mayweather.
Williamson todavía no ha llegado a la NBA debido a la restricción que no permite a jugadores menores de 19 años estar presentes en el draft de selección de la liga, normativa que tras su lesión se está volviendo a discutir.
Según informó el jueves el medio USA Today, la NBA propuso oficialmente al sindicato de jugadores bajar el límite de edad a 18 años para 2022.
Queda por ver si la propuesta saldrá adelante.