Suicidio e intimidaciones: los entresijos del hollywoodense juicio al fútbol latinoamericano
El juicio que se le sigue a tres exdirigentes del fútbol sudamericano ha quedado eclipsado por un suicidio, acusaciones de intimidación a testigos y, ahora, potencialmente, un homicidio.
El brasileño José María Marín, el peruano Manuel Burga y el paraguayo Juan Ángel Napout fueron tres de los ejecutivos más poderosos del fútbol, responsables de importantes cargos en la FIFA.
Pero eso cambió en 2015, cuando autoridades en Estados Unidos empezaron a perseguir la corrupción en el deporte del balón.
La redada que hubo al amanecer del 27 de mayo en el lujoso hotel Baur au Lac en Zúrich, Suiza, donde los ejecutivos de la FIFA dormían antes de asistir al congreso del organismo, se convirtió en la más reveladora imagen de un esfuerzo global por limpiar el fútbol.
La operación se tradujo en el arresto de 40 funcionarios y cargos contra numerosos ejecutivos.
Después de largos procesos de extradición, muchos han aceptado las acusaciones en su contra, con la esperanza de asegurar de sentencias más benévolas.
Pero Marín, Burga y Napout han mantenido constantemente su inocencia frente a las acusaciones de chantaje, fraude electrónico y lavado de dinero.
Máxima seguridad
El comienzo del juicio la semana pasada en Nueva York requirió un nivel de medidas seguridad similar al que se solía reservar en el pasado a los capos de la mafia.
Los tres se han declarado no culpables de los cargos que los acusan de haber estado implicados en una trama de sobornos de unos US$150 millones en relación con la venta de derechos de transmisión y asignación de sedes de torneos de fútbol.
El principal testigo de la fiscalía es el argentino Alejandro Burzaco, empresario y expresidente de la productora argentina Torneo y Competencias.
La semana pasada Burzaco ofreció un testimonio detallado en el que acusó a varias compañías de televisión - Fox Sports (Estados Unidos), Televisa (México), Media Pro (España), TV Globo (Brasil), Full Play (Argentina) y Traffic (Brasil)- de haber pagado sobornos para asegurar derechos de transmisión.
Fox negó que haya conocido o aprobado algún soborno.
El tribunal también fue testigo de dramáticas escenas, más acordes a un drama de Hollywood, cuando Burzaco comenzó a llorar en un momento de su declaración después que Burga, el expresidente de la Federación Peruana de Fútbol, supuestamente hubiera realizado el gesto de cortarle el cuello.
El exidirigente peruano ahora también enfrenta cargos de intimidación a testigos pese a que sus abogados insisten que su cliente sólo se estaba rascando la piel que le estaba molestando en su cuello.
El caso también ha quedado bajo la sombra del suicidio la semana pasada de Jorge Delhon, exfuncionario del gobierno argentino que fue mencionado por Burzaco como uno de los implicados en aceptar sobornos.
Y, el domingo por la noche, Adolfo Lagos, vicepresidente de Televisa, compañía mencionada en el caso de corrupción, fue muerto a tiros en México.
Hay que decir que todavía se desconoce si hay un vínculo que relacione su muerte al caso, siendo la principal hipótesis que fue víctima de un asalto mientras montaba su bicicleta.
Caja de Pandora
En las próximas semanas habrán declaraciones de otros testigos, algunos de los cuales puede que ofrezcan implicaciones más amplias.
Burzaco señaló que hubo sobornos anuales o casos aislados, frecuentemente superiores al US$1 millón, que se entregaban a un grupo de altos ejecutivos de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) en relación a la candidatura de Qatar para ser sede de la Copa del Mundo de 2022.
Específicamente, el empresario aseguró que el argentino Julio Grondona, el expresidente de la Asociación de Fútbol Argentina y vicepresidente de la FIFA que falleció en 2014, le contó que había "tomado" US$1 millón de otro funcionario, aseverando que le debían ese dinero a cambio de su voto, que ayudó a Qatar a ser elegido.
No se sabe si, o a quién, fue pagado ese dinero.
El Comité Organizador de Qatar 2022 ha insistido en reiteradas ocasiones que sus miembros no cometieron irregularidades durante el proceso de selección, que finalizó en diciembre de 2010.
Hablando en una rueda de prensa el pasado lunes, Hassan al Thawadi, el funcionario de más alto rango del Mundial, expresó que su país no tiene nada que temer del proceso judicial que se sigue en nueva York.
"Todos son rumores y no hay evidencia. Tenemos confianza en la integridad de nuestra candidatura", aseguró.
Se espera que el caso continúe por otras cinco semanas, donde seguramente se conocerán nuevas revelaciones.