Decir que el mexicano Carlos Vela no triunfó en el fútbol es una afirmación que no le hace justicia a un jugador que fue despedido como toda una leyenda de un club con tanta historia como lo es la Real Sociedad en España.
Vela tuvo un adiós soñado la noche del miércoles, marcando un gol y celebrando un emotivo triunfo con la afición donostiarra, la misma que lo cobijó hace seis años cuando el delantero no encontraba su sitio en el fútbol europeo.
Pero también es cierto que la despedida tuvo una carga melancólica por el fin de la aventura de un jugador que en su momento se creyó estaba destinado a convertirse en uno de los referentes del balón.
Y resulta todavía más difícil de entender cómo Vela decide a sus 28 años, en plena madurez futbolística, cerrar la puerta a su paso por Europa y abrir una hacia un mundo desconocido en Estados Unidos.
"Siempre me ha llamado la atención, la forma cómo viven, cómo dejan vivir a la persona de al lado. Cómo se toman la filosofía del fútbol, bueno, de todos los deportes", declaró Vela en una entrevista con su club a comienzos de esta semana.
"Siempre ha sido un país donde he tenido ganas de venir. Yo sabía que tarde o temprano iba a probar vivir ahí, probar trabajar ahí", explicó.
Su destino será un club que todavía no ha jugado un partido, Los Angeles FC, una de las nuevas franquicias de la Liga Profesional de Fútbol (MLS, por sus siglas en inglés) que hará su debut oficial el próximo año.
Explosión
Una de las personas que más creyó en el talento de Carlos Vela fue en su momento el técnico francés Arsène Wenger, quien lo fichó para el Arsenal inglés tras la gran actuación del entonces delantero de Chivas en la Copa del Mundo Sub17 en Perú.
México ganó título y Vela, con cinco tantos, terminó como máximo goleador del torneo disputado en 2005.
Su llegada a Arsenal generó mucha expectativa al tratarse de uno de los principales clubes del fútbol europeo y que en 2006 logró disputar la final de la Liga de Campeones.
Pero los problemas para poder recibir el permiso de trabajo correspondiente en Reino Unido lo convirtió en un nómada del fútbol durante más de dos años por el fútbol español.
Cuando por fin pudo aterrizar en Londres, tanto Vela como Arsenal habían cambiado.
Hace unos años Wenger habló sobre las etapas que atraviesa un jugador desde que despunta por su talento en las categorías infantiles hasta llegar a convertirse en un futbolista profesional.
Y luego en uno de clase mundial.
Para el entrenador del Arsenal, un jugador debe evolucionar de manera similar a la construcción de una casa.
Primero se coloca las bases de la casa, que en el caso del futbolista es su técnica, la cual se sedimenta entre los 7 y los 14 años.
Después se levanta el primer piso que vendría a ser el aspecto físico, donde se percibe si podrá ser lo suficientemente rápido o fuerte. Eso ocurre entre los 14 y 17 años,
El segundo piso abarca la parte táctica del juego, cómo el jugador entiende el fútbol, mientras que la última fase, el techo, que aparece entre los 18 y 19 años, viene a ser la mente, cuánto quiere realmente triunfar.
Tal vez es allí donde radica el misterio detrás del delantero mexicano.
"Tiene un don natural, rápido, inteligente y con muy buena técnica, por eso lo que quieres es que agregue a su juego esa combatividad, la determinación que marca la diferencia", dijo Wenger sobre el mexicano.
"Pronto será un delantero de clase mundial cuando agregue eso a su juego. Un día todos tenemos nuestras oportunidades, el objetivo es aprovecharlas y él tiene el potencial de hacerlo", añadió el entrenador francés.
Vela logró goles espectaculares con la camiseta del Arsenal, pero su evolución quedó estancada en una de las etapas más difíciles del conjunto cañonero.
Refugio
Cuando llegó a San Sebastián, Vela encontró el ambiente ideal para su fútbol, pero sobre todo un lugar que parecía acomodarse perfectamente a su persona.
Muchos corrieron a calificar su paso por Londres como un fracaso y su fichaje por la Real Sociedad como un retroceso en su carrera.
Pero no se percataron que debajo de la camiseta también convivía un individuo con su particular manera de ver las cosas, desde su relación con la pelota a sus intereses fuera de la cancha.
Una imagen de rebelde que se acentuó por el conflicto que tuvo con la selección mexicana, la sanción que recibió, su enfrentamiento con el técnico José Manuel de la Torre y su posterior autoexilio.
Incluso rechazó la oportunidad de jugar el Mundial de Brasil al "no estar preparado al 100% para representar a México", pese a haber vivido su mejor temporada en el fútbol europeo.
Ese año, junto al francés Antoine Griezmann, guió a la Real Sociedad al cuarto puesto de la Liga y la clasificación a la competición europea Champions League.
Lejos del escrutinio público Vela pudo reencontrar su mejor fútbol y la calma personal, hasta el punto que tras el Mundial aceptó regresar a la selección después de tres años de ausencia.
Con el Tri formó parte del equipo campeón de la Copa de Oro en 2015, en el que participó en la pasada Copa Confederaciones y durante el proceso de clasificación a Rusia 2018.
Una relativa calma que el propio delantero se encargó de volver a alterar con el anuncio de su fichaje por Los Angeles FC.
"Llegó el momento. La ciudad adecuada, el equipo o proyecto que estaba esperando", dijo Vela.
"Aquí llevaba cierto tiempo que decía 'necesito cambiar, lo he dado todo por el equipo' y creo que a todos nos a venir bien un cambio", reflexionó.
"Llevaba tiempo con las ganas de probar una aventura nueva. De estar cerca de mi país, donde mi familia puede venir más seguido, yo puedo ir más seguido a mi casa", mencionó.
Una vida en la que la pelota adquiere un rol secundario. A fin de cuentas, el fútbol nunca ha sido su mayor pasión.