Amy Williams ganó la única medalla que obtuvo el equipo británico en las Olimpiadas de Invierno de Vancouver en 2010.
Fue la de oro en la modalidad de skeleton (trineo simple), la primera que lograba su país en un deporte individual en 30 años y que para ella significó el momento más glorioso de su carrera.
También fue el último.
Williams se tuvo que retirar en 2012 y desde entonces ha sufrido las secuelas de lo que fue su vida deportiva, años en los que sometió a su cuerpo a una exigencia que superaba muchas veces sus propios límites.
Hoy, a sus 36 años, la campeona olímpica tiene problemas para subir las escaleras, condicionada por las cuatro operaciones que ha sufrido en sus rodillas y por su espalda "fastidiada".
"Estoy un poco rota", le dijo Williams a la BBC.
"Tengo problemas en unos discos en la parte baja de la espalda y en el cuello. Tuve cuatro operaciones importantes en las rodillas y tengo que ir a la quiropráctica frecuentemente. Es muy duro".
"Vendí mi casa y ahora vivo en un bungaló", explicó. "A mis rodillas no les gusta la escaleras y no puedo subirlas".
¿Valió la pena?
Se trata de una situación delicada para una persona joven y activa, a la que le gusta estar en forma.
"Definitivamente mis rodillas son el resultado del desgaste de entrenar tres veces al día desde que tenía 15 o 16 años. Y mi espalda, mis problemas de discos, son consecuencia de los graves accidentes que tuve cuando comenzaba, además de otros que tuve después".
"Tengo mucho dolor en los nervios. Esa fue la razón de mi retiro, porque había estado con sedantes casi toda mi carrera e inyecciones epidurales todo el tiempo".
"He tenido que aprender a vivir con eso", reconoció.
Después de retirarse, Williams inició una carrera como presentadora de programas de invierno y formó parte del equipo de comentaristas de la BBC de las Olimpiadas de PyeongChang en febrero de este años, siempre condicionada por su problemas.
"A veces lo piensas, '¿valió la pena?, pero inmediatamente te respondes que sí".