Un día antes del tercer aniversario del trágico accidente aéreo que acabó con la vida de la mayoría de su plantilla, el Chapecoense sufrió el miércoles un nuevo golpe al descender a la Serie B brasileña.
El equipo de Chapecó perdió 1-0 con el Botafogo y quedó a nueve puntos del Ceará, primer equipo fuera del descenso y con el que tiene los criterios de desempate desfavorables, cuando apenas faltan nueve puntos por disputarse.
El descenso culminó un mal año en todos los sentidos para el Chapecoense, que enfrenta graves problemas económicos y vio como en los despachos, problemas en la directiva dejaban el club sin rumbo y en el césped, los fichajes realizados no rindieron lo esperado.
Tras el accidente aéreo que sufrió la expedición del Chapecoense el 28 de noviembre de 2016 en Colombia, donde se dirigía para disputar la final de la Copa Sudamericana, el club logró rehacerse rápidamente.
El resto de equipos de la Serie A brasileña optaron por ceder jugadores al Chapecoense y facilitar contrataciones, con lo que en 2017, además de debutar en la Copa Libertadores como simbólico ganador de la Copa Sudamericana, logró finalizar en una meritoria octava posición en el Brasileirao, logrando nuevamente el billete para la máxima competición continental.
En 2018, el equipo ya no logró el mismo rendimiento. Eliminado en la fase previa de la Libertadores por el Nacional uruguayo, el Chapecoense sólo logró salvarse en el Brasileirao en la última jornada, cuando venció por 1-0 al Sao Paulo y finalizó decimocuarto, dos puntos por encima del descenso.
Mala planificación
Este año, pese a iniciar el Brasileirao con una victoria por 2-0 contra el Internacional de Porto Alegre, el Chapecoense evidenció rápidamente la mala planificación y sus problemas en el campo, logrando apenas tres victorias en la primera vuelta, en la que ya terminó en la parte baja.
"El club erró al montar el equipo, tuvo problemas en el sector administrativo y en la preparación física. Los cambios constantes de entrenador también perjudicaron el grupo", explicó a la AFP el periodista de NSC Darci Dalbona.
"La plantilla fue montada con varios jugadores con una edad elevada y la marcha de Fabricio Bruno al Cruzeiro afectó bastante. Algunos jugadores que llegaron, como Arthur Gomes o Aylon, no rindieron" lo que se esperaba, agregó Dalbona.
La inestabilidad del equipo se notó en los banquillos, donde Claudinei Oliveira, que salvó el Chapecoense del descenso el año pasado, inició la temporada.
"Tras ser eliminado por la Unión La Calera chileno en la Copa Sudamericana, Oliveira perdió fuerza y acabó siendo dimitido antes de la final del Campeonato regional de Santa Catarina. Vino Ney Franco y tampoco logró que el equipo rindiera. Quedó el interino Emerson Cris y la directiva tardó para traer un nuevo técnico, Marquinhos Santos. Tardó en reaccionar y cuando lo hizo, ya era tarde", consideró Dalbona.
Un 2020 sombrío
El club sufrió también con problemas económicos.
La previsión era ingresar cerca de 2,5 millones de dólares con la venta de los derechos de transmisión del Campeonato Brasileño al exterior, aunque finalmente, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) no cerró el acuerdo y el Chapecoense recibió únicamente unos 450.000 dólares, sin descontar impuestos, lo que impactó negativamente en las arcas del club, que no logró traer refuerzos de renombre.
"La mayoría de los jugadores no tenía el respaldo de los analistas de desempeño. Discrepancias en el Consejo Directivo y los malos resultados generaron la renuncia de la directiva", comentó Dalbona.
"Además, con los malos resultados aumentaron las deudas, hubo una caída de los socios y de los ingresos", algo que provocó que los jugadores estén con siete meses de derechos de imagen atrasados", algo que también afectó el rendimiento del equipo.
A finales de 2013, el Chapecoense, entonces en la Serie B, logró el ascenso a la máxima categoría del fútbol brasileño, en la que apenas había jugado en 1978 y 1979.
Tras seis años seguidos disputando el Brasileirao, el futuro de la entidad ahora es una incógnita, debido a los problemas económicos y a la más que previsible reestructuración que sufrirá la plantilla el año que viene.
"Imagino que 2020 será un año de dificultades por las deudas, lo que no permitirá en altas inversiones. Creo que será un año de reconstrucción, intentar mantenerse en la Serie B para intentar volver a la Serie A en los años siguientes", dijo el periodista.
Otro reto del Chapecoense será lograr ilusionar a la afición, que durante estos años hizo de la Arena Condá un auténtico fortín, aunque este año la presencia de público disminuyó.
"La afición está muy enfadada porque estaba acostumbrada a la Serie A y ahora vuelve a una categoría inferior. Muchos aficionados se quejaron de la directiva en las redes sociales, hubo pintadas" en contra de la dirección para expresar la disconformidad, concluyó Dalbona.