-La Convención llega a su etapa concluyente. Mirando hacia atrás, ¿cómo describirías el clima político interno?
-No fue fácil, hubo posiciones demasiado encontradas, ciertas perspectivas de todos los sectores que no salieron de las trincheras. No hay nadie que se salve. En el fondo fue la institucionalización de un conflicto y de una fractura profunda del país. Se trató de dar cauce democráticamente a lo que estaba sucediendo en las calles.
-¿Echaste de menos mayor apertura al diálogo, a buscar consensos?
-Sí, eché de menos poder integrarnos todos los sectores. De hecho, la gran frustración con la que me voy es no haber servido para tender puentes entre los distintos sectores. Un aspecto político que no resultó.
-Se destaca mucho el papel del PC, en especial de Marcos Barraza como articulador. ¿Fue así?
-No. No tengo la percepción de que haya existido un grupo articulador. Hubo temáticas específicas y momentos en que pueden haber tenido más relevancia otros actores, no necesariamente Barraza o el PC. De hecho, los dos tercios funcionaron bien. Y si me preguntas quién fue el protagonista de esta Convención fueron los 2/3. Gracias a eso, se logró moderar el contenido de la propuesta que va a ser plebiscitada en septiembre.
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-¿Cuáles fueron los sectores más reacios al diálogo?
-Hubo sectores que se desligaron de la Lista del Pueblo y de otros sectores, y que fueron bastante duros en la negociación. Otros fueron bastante ingenuos. Hubo arrogancia, soberbia, infantilismo en convencionales de distintos grupos. Finalmente en el balance la propuesta cumple con el objetivo, sin perjuicio de todas las dificultades de este agotador proceso. Y que está en riesgo por la actitud de algunas convencionales.
-¿Qué convencionales: Stingo, Bassa?
-No voy a nombrar personas. Cada uno tendrá que asumir las responsabilidades que le correspondan, sobre la base de haber obrado de manera maximalista e intolerante, cuando lo que requería aquí era moderación e integración, respeto y empatía.
-Hablabas de ingenuidad, ¿dónde viste eso?
-Sí, hay sectores de centro izquierda e izquierda que por al afán de obtener la simpatía de los grupos más radicales cedieron en muchas oportunidades, sin demostrar la fuerza que realmente les correspondía para lograr imponerse más adelante. Y luego se vieron encerrados en su propio círculo sin poder salir del medio.
-Hubo casos como el de Agustín Squella que llegó con muchas expectativas, pero le costó ser escuchado.
-Es cierto. Pero en el último tramo, sobre todo en Armonización, logró posicionarse como un referente y eso uno lo escuchaba por parte de muchos convencionales, que decían que era la voz ponderada. Y era bien escuchado, en términos de lo que proponía y finalmente decantó en el producto armonizado. Fueron mas de 100 artículos los que se redujeron. Y ahí hubo un papel de muchas personas, pero Agustín trabajó en términos bastante serios, arduos y significativos.
-¿Qué liderazgos rescatas de la Convención?
-No hay liderazgos, si hay una característica de esta Convención es su carácter horizontal. Eso de que existan articuladores o grandes tipos influyentes es falso. Yo he visto algunas figuras que son entrevistadas una y otra vez como si fuesen las grandes voces de la Convención y es un profundo error. En la Convención no hubo grandes liderazgos, hubo más trabajo colectivo sobre temáticas específicas.
–Por ejemplo, el papel de Atria.
-No, tampoco. No fue esa gran figura que se esperaba. Tuvo colaboración como cualquier convencional, pero no fue una figura que pudo haber generado esa influencia que pretenden los medios.
-Ustedes como Colectivo Socialista también fueron llamados a ser un factor moderador. ¿Pudieron haber hecho más?
-Dentro del Colectivo hay diferentes posturas. Desde las más moderadas hasta las más entregadas a aspectos radicalizados. De manera insuficiente pudimos generar concersaciones con distintos sectores. Y lo intentamos con la centro derecha y la derecha, y con la izquierda más dura . Lo que se hacía era aprovechar las habilidades, aptitudes y capacidades de cada integrante del Colectivo para generar este trabajo y luego aprovecharlo de manera colectiva y no individual. Mucha conversación de pasillo.
Destaco el caso de Pueblo Constituyente, que es un escisión de la Lista del Pueblo, pero que tomó una posición responsable y muchas veces votó aliado con el Colectivo Socialista Se ha relevado poco el papel que le correspondió a ese grupo.
-¿La derecha fue ignorada o se automarginó?
-Hubo un sector que entró con la perspectiva de que esto no resultara, pero otro sector hizo esfuerzos para ser considerada. Y creo que no fue tomada en consideración como debió haber sido. Y si se se hubiesen incluido esas voces tal vez las proyecciones que tendríamos respecto del plebiscito serían mejores, completamente diferentes a las que existen hoy.
La derecha tuvo dificultades para desenvolverse dentro de la Convención. Unos porque no quisieron ceder a su actitud conservadora, pero otros porque no tuvieron la posibilidad de ni siquiera ser atendidos por el prejuicio de representar un sector que algunos consideraban privilegiado. Esos eran los discursos rabiosos y resentidos que uno escuchaba.
-¿El gobierno se comunicaba con ustedes?
-Yo con el gobierno no tuve ninguna vinculación. Entiendo que hubo ciertos aspectos que trataron de vincularse, sobre todo las normas transitorias.
-Siendo grupos tan distintos, ¿cómo fue la convivencia entre ustedes, hubo muchas peleas, muchas disputas?
-Hubo de todo. Ahora, el hecho de la estrechez de tiempo que tuvimos, no permitió que nos conociéramos más, para poder justantamente establecer o vencer las resistencias que pueden existir que se construyen a partir de los prejuicios. Hubo mucho prejuicio, con el que llegamos muchos convencionales y que tuvimos que ir derribando a medida que avanzábamos. Faltó tiempo.
-¿Qué prejuicios tenías?
-Llegué con prejuicios sobre los sectores más radicalizados. Logré comprender que algunos de ellos no eran así. Simplemente eran personas que no había tenido la oportunidad de expresarse nunca. Pertenecían a grupos que no habían tenido un espacio de representación y era lógico que vinieran a esbozarse de otra manera más desconfiada o agresiva. Pero finalmente logré entender, superar este prejuicio y conversar.
-¿Dices que esta no es la constitución de Atria ni de Barraza?
-Para nada. Eso es desconocimiento en torno a lo que ocurrió adentro de la Convención.
-¿Te vas contento del resultado?
-Me voy satisfecho de la propuesta. Voy a aprobar sin condiciones. Obviamente no volvería a repetir la experiencia, porque fue dura, súper demandante desde el punto de vista síquico, emocional, y creo que faltaron aspectos como vincular a las personas de distinto signo o tender los puentes necesarios.
Pero es importante decir que este proceso es muy anterior al 18 de octubre de 2019 y aquí no se termina, sino que sigue adelante. Es parte de la historia republicana y así hay que comprenderlo.