-Hubo normas de Sistema Político rechazadas por el pleno y luego rescatadas en la comisión Sistemas de Justicia. ¿Te parece un ardid?
-Es una trampa, una leguleyada, que se aprovecha de una interpretación que hizo la mesa, en el sentido que no puede discutir el contenido de las indicaciones, pero que evidentemente lo que busca es reponer la discusión de un tema que el pleno ya zanjó. Y eso no es jugar limpio. Eso es ensuciar el proceso.
Borrador constitucional llega a 446 artículos y supera a las cartas fundamentales de Sudamérica
-¿Fue una operación estudiada?
-Probablemente han negociado y van a imponer su mayoría en el pleno. Además, abre la posibilidad para que todos los convencionales repongamos todas las indicaciones que han sido rechazadas por el pleno en otra comisión.
El martes, por ejemplo, dentro de la votación que hicimos de Sistema Político, había una norma sobre pueblo tribal afrodescendiente, en medio de los artículos de estados de excepción y policía. ¿Qué tiene que ver eso? Nada. Y esa norma ya había sido rechazada. Y se rechazó de nuevo.
-¿Cuál es el objetivo?
-Lo que buscan, nuevamente, es reducir las competencias de la Cámara de las Regiones, a través del mecanismo de la insistencia por 4/7 de los diputados, pero a su vez también buscan reponer la discusión para igualar los partidos políticos con los movimiento sociales e independientes. Porque eso fue un acuerdo al que llegaron entre los colectivos. Pero no es aceptable.
-¿Qué colectivos se pusieron de acuerdo?
-Entiendo que el FA, el PC y los movimientos sociales.
Más allá de que se apruebe o no, eso es evidentemente una trampa o un fraude procesal, que no es adecuado, porque puede abrir la puerta para presentar 400 o 500 indicaciones más, ¿y qué pasaría con eso? El proceso podría fracasar. El riesgo es muy alto, además que obviamente están estudiando la posibilidad de recurrir a la Corte Suprema.
-¿Quienes?
-La derecha está mirando eso.
-Si llegara a aprobarse en el pleno la insistencia de los diputados por 4/7 frente a la cámara, ¿queda en entredicho un aspecto del sistema político?
-Sí. En la práctica tenemos un sistema unicameral: cuando los camareros, que son los reemplazos de los senadores, no pueden discutir temas de previsión social, pero sí de salud, la pregunta es ¿por qué? Si no pueden discutir temas de seguridad ciudadana, cuando vemos que está desatada la delincuencia y el crimen organizado, y eso afecta a las regiones, ¿cuál es el sentido? A mi me parece que esa es un afectación compleja de la representación regional, y llama profundamente la atención que los que se dicen regionalistas acepten una cosa como esa.
-¿Qué convencionales están detrás de esto?
-Fernando Atria, Jaime Bassa, Constanza Schonhaut y otros más.
-Esto puede afectar la imagen de la Convención. ¿Cuál es la estrategia detrás?
-Yo creo que hay una desesperación porque no se les aprobaron ciertas cosas que para su diseño son elementales. En política hay límites que no se cruzan, hay códigos que respetar. Pasaron una línea y no es correcto lo que hicieron.
-¿Estás conforme con el trabajo de la Convención hasta ahora?
-En general, no. Sin duda que la cantidad de trabajo ha sido francamente abrumadora. Pero la calidad del debate, no es satisfactoria. Reclamé mucho por temas metodológicos. La primera mesa (Loncon y Bassa) fue derrochadora en tiempo, discutiendo declaraciones sobre presos políticos; mucho símbolo y poco trabajo. Y se perdió demasiado tiempo. En septiembre, con Agustín Squella dijimos que había que suspender las semanas regionales, que no tenían sentido, pero no nos pescaron. Luego sugerimos que las indicaciones que se presentaran en el pleno no tuvieran nombre, para que se analizaran en su mérito.
-¿Muchas normas se rechazan por su autor, por ejemplo si es alguien de derecha como Constanza Hube u otro?
-Obvio. Y en materia de debate nosotros planteamos que hubiera discusión no discursos. En la Comisión de Derechos Fundamentales para discutir salud, pensiones, educación, vivienda, tuvimos nueve minutos de discurso. No hubo discusión, nunca discutimos en la comisión si era buena o mala la redacción, porque solo había discursos. ¡Nueve minutos para todos los derechos sociales! Yo hacía un discurso, el Pato Fernández hacía otro discurso, entonces no hubo debate respecto del contenido. Cuando uno ve una constitución que hoy día ya tiene 434 artículos y nos estamos acercando al récord mundial de la India, con 448, es porque tenemos un tremendo problema.
-¿Cuáles son las fallas más importantes?
-Es una constitución identitaria, reglamentaria, que no va a dar gobernabilidad ni mayor cohesión social.
Lo que me preocupa son dos cosas: el carácter identitario de esta constitución, a diferencia de la constitución de 1833, de 1925 y de la gran mayoría de las constituciones en el mundo, que hablan de personas y no de grupos, donde los derechos van a ser distintos en atención a tu género, a tu origen étnico, a tu condición sexual, y eso es extremadamente complejo.
Segundo, el tema plurinacional, revisamos cerca de 200 constituciones, hay dos que contemplan el concepto de plurinacionalidad, pero ninguna de ellas tiene el nivel expansivo del concepto que se ha aprobado en Chile. Cuando se aprobó por primera vez el sistema de justicia indígena nos dijeron: no se preocupen, porque en el bloque 2 vamos a limitarlo solo a temas de convivencia y entre personas de la etnia. El bloque dos nunca llegó y ahora no tiene límites.
-¿Quién dijo eso?
-Christian Viera. Entonces ahora tenemos un sistema de justicia indígena no limita competencias y se lo deja a la ley. Cuando hablan de las autonomías territoriales indígenas, te dicen: fantástico, si esto existe en otras partes, las famosas reservas. Pero si les das potestades de gobierno, administración, presupuesto e incluso relaciones internacionales, eso es un incentivo al separatismo.
Mira lo que tenemos hoy día: sin autonomía territorial, no se puede entrar a Temucuicui. Nadie puede entrar. No hubo censo, no sabemos lo que hay adentro, cuando las policías intentan ingresar les disparan y los matan. ¿Qué va a pasar cuando haya autonomías regionales? ¿Cómo se va a establecer un límite con eso?
-¿Cómo se ha recibido al interior de la Convención el alza sostenida del Rechazo?
-Creo que hay diferentes visiones. Mi experiencia en el congreso es que uno se ensimisma, vive una realidad paralela, que es exactamente lo mismo que ha ocurrido acá. Hay quienes miramos con atención las encuestas; otros que son negacionistas que creen que lo están haciendo increíble, que son grandes líderes futuros del mundo y que la Constitución va a ser una pieza propia de la enciclopedia británica y que va a ser enmarcada en oro.
-Queda poco tiempo, ¿la Convención puede enmendar el rumbo o ya pasó la hora?
-Los grandes lineamientos están definidos, el partido grande ya se jugó. En armonización vamos a intentar que el texto sea coherente, que no tenga contradicciones. Y que ojalá podamos proponerle al pleno la eliminación de un conjunto de artículos que repiten conceptos. Cuando se ha hecho un análisis de cuántas veces aparece el término plurinacional o pueblos originarios, son más de 115.
-Imagino que vas a esperar el texto final para tomar una decisión.
-Pienso que hay dos elementos claves: si aporta en la cohesión social y garantiza gobernabilidad y libertades, uno puede decir que es un buen texto constitucional. Pero aquellos que van a evaluar porque les gustó o no un artículo, están cometiendo un error porque las constituciones no son artículos aislados, son un todo.
Este proceso no logró el objetivo de aportar para la salida institucional a la crisis que vive el país. El 4 de septiembre no va a terminar el proceso constituyente. Si gana el Apruebo vamos a tener un tiempo largo de adecuación transitoria, de disputas internas. Si gana el Rechazo, va a reiniciarse otro proceso constituyente.