Muere Alan García: lo que dice de Perú que sus últimos 4 expresidentes estén acusados de corrupción
Es considerado un motivo de vergüenza nacional y a la vez una señal de que la impunidad no protege a los expresidentes de ese país.
Los últimos cuatro exmandatarios de Perú se vieron envueltos en escándalos de corrupción, dos de ellos llegaron a estar recluidos en prisión y uno, Alan García, terminó quitándose la vida antes de ser detenido.
Este último episodio, sucedido el miércoles, sacudió la política peruana y puso en debate otra vez los niveles de corrupción que existen en ese país.
Además, ocurrió apenas una semana después de la detención de otro expresidente, Pedro Pablo Kuczynski, quien se encuentra hospitalizado y con una audiencia pendiente para definir si será liberado.
Mientras que, entre julio de 2017 y abril de 2018, su antecesor Ollanta Humala estuvo en prisión preventiva junto con su esposa Nadine Heredia, y en la actualidad sigue siendo investigado.
Por su parte, Alejandro Toledo -quien presidió Perú entre 2001 y 2006-, reside en Estados Unidos, donde se evalúa la petición de extradición realizada por Perú por acusaciones de lavado de activos.
Los cuatro, Toledo, García, Humala y Kuczynski, fueron involucrados en el escándalo continental de sobornos protagonizados por la empresa constructora brasileña Odebrecht y todos señalaron su inocencia en diferentes oportunidades.
Perú no es el único país de Latinoamérica con expresidentes señalados de corrupción, pero sí el que cuenta con mayor cantidad de ex jefes de Estado recientes con acusaciones en su contra.
Por si fuera poco, otros líderes políticos peruanos como Keiko Fujimori también se han visto envueltos en el escándalo.
Una doble señal
Analistas sostienen que en Perú se vive con una mezcla de alivio y vergüenza lo que ocurre con la clase política.
"Hay desconfianza en los políticos vigentes y en la justicia, pero también está el alivio de que estos casos de corrupción sean conocidos poco a poco", señala la politóloga peruana Karen López a BBC Mundo.
La analista añade que lo sucedido "en los últimos 25 años" en su país ha generado una situación de desconcierto generalizado respecto a quiénes y cómo se gobernó Perú en todo este tiempo.
Por su parte, el analista político Carlos Basombrio sostiene que el daño que sufrió Perú por el escándalo de Odebrecht "es inmenso".
"Es quizás el caso más grave de corrupción de la historia de Perú. El daño ha sido inmenso y el país necesita que se haga justicia", manifestó el experto en una columna publicada en el diario peruano El Comercio.
Basombrio, al igual que López, lamenta que en la sociedad peruana se haya agudizado la desconfianza en la clase política y en la justicia debido a episodios trágicos como el que se vivió el miércoles.
"Ojalá que en medio de tanta incertidumbre, y por el bien del país, se pueda, con el paso del tiempo, tener certezas razonables de la consistencia o no de las acusaciones que hubo contra el ex presidente Alan García", indica el experto.
El analista concluye señalando que "más allá del dramático final y la tensión que ha generado, sería sano que la verdad sea lo que prevalezca en nuestro recuerdo; sea esta cual fuese".
No son los primeros casos de corrupción
El caso Odebrecht no es el primer escándalo que envuelve a un expresidente peruano en los últimos años.
Alberto Fujimori, quien presidió Perú entre 1990 y 2000, es otro exmandatario con múltiples cargos en su contra y encarcelado en la actualidad.
El político tiene cuatro condenas por delitos relacionados con matanzas y desvío de dinero.
Llegó a ser indultado por Pedro Pablo Kuczynski en 2017, pero volvió a prisión en enero de este año después de que el perdón presidencial haya sido anulado por un alto tribunal de justicia.
"Es una muestra más de que la corrupción está instalada en la institucionalidad de Perú" explica la analista Karen López.
La experta indica que para encontrar el momento en el que los manejos irregulares y acciones criminales se hacen parte de la vida política del país hay que "ir mucho más atrás del caso Odebrecht".
Un convulso 2018
El año pasado fue considerado uno de los más convulsos en la historia reciente de Perú.
En marzo de 2018, el mandatario electo Kuczynski debió dar un paso al costado y ceder su cargo al actual presidente Martín Vizcarra en medio de dos escándalos.
Además del caso Odebrecht, aparecieron unos videos en los que presuntamente se intentaba comprar votos congresales para que Kuczynski no sea declarado en vacancia.
Ese mismo año también se difundieron una serie de audios que pusieron al descubierto toda una telaraña de intercambio de favores en la justicia peruana.
En las grabaciones de conversaciones telefónicas, se escucha aparentemente a un alto juez que pretende negociar la inocencia del violador de una menor.
También se oye a otra autoridad judicial que aparentemente pide dinero a cambio de ayudar a alguien a conseguir un puesto y a otros magistrados que se ponen de acuerdo para viajar a Rusia a ver el Mundial de fútbol, entre otros actos sospechosos y supuestos delitos.
En diciembre de ese año, el politólogo peruano Carlos Meléndez, profesor de la Universidad Diego Portales, de Chile, señaló a BBC Mundo que lo sucedido en 2018 significó "el colapso del sistema político peruano" que surgió gracias al impulso de la economía vivido por ese país desde principios de siglo.
"Se ha evidenciado que ha sido un crecimiento económico con corrupción. Es una suerte de 'se crece, pero se roba'. Eso es lo que está colapsando ahora, estamos viendo cómo se cae ese edificio", añade.
Es por ello que las futuras tensiones electorales en Perú ya no estarán divididas entre partidos de derecha y de izquierda o entre fujimoristas y no fujimoristas, señala a BBC Mundo el escritor peruano Juan Manuel Robles.
"Habrá una polarización entre ladrones y gente que se ve más o menos honesta".