La millonaria batalla legal por las icónicas y codiciadas botas UGG
En Australia, el nombre "ugg" es un término genérico para las botas de piel de oveja, usadas frecuentemente como pantuflas. Pero en Estados Unidos es una marca y un gran negocio.
Y esta diferencia ha desencadenado una larga batalla legal.
Julian Lorkin escribe la historia.
Los turistas que caminan por el famoso centro comercial Coop's Shot Tower de Melbourne, Australia, suelen dirigirse a la tienda de UGG para comprar un par de icónicas botas australianas.
Las botas de estilo ugg se consideran tan típicas de Australia como el queso feta de Grecia.
Pero pocos visitantes saben que la compañía detrás de la marca UGG, Deckers Outdoor Corporation, es en realidad de Estados Unidos.
Esta empresa está decidida a evitar que los fabricantes australianos vendan las botas en el resto del mundo.
Deckers demandó a Eddie Oygur, un fabricante de Sydney, pidiéndole millones de dólares por supuesta violación de su marca registrada.
"Es indignante", dice Oygur, fundador de Australian Leather.
El empresario se encuentra en EE.UU. a causa de la batalla legal.
"Ugg es solo el nombre de las botas y las hemos vendido en Australia durante casi un siglo. Ahora un gigante estadounidense ha registrado el nombre y quiere detenernos", explica.
Las uggs australianas tradicionales fueron fabricadas por primera vez por los habitantes de las Montañas Azules en la década de 1930, para protegerse del frío del invierno en Nueva Gales del Sur.
Ahora que las botas están de moda en el extranjero desatan peleas legales.
Disputa millonaria
Es una batalla que vale mucho dinero. Los ingresos de Deckers, con sede en California, aumentaron en más del 20%, hasta los US$209 millones en el primer semestre de 2017.
Deckers registró la marca UGG en 1999 y desde entonces ha librado varias disputas legales contra fabricantes rivales a los que les impide vender el calzado en EE.UU.
Sin embargo, los tribunales en Australia sostienen que "ugg" es un término genérico para botas hechas con piel de oveja y lana adherida.
El nombre ugg no se puede proteger en Australia y cualquiera puede vender botas ahí.
En Lidcombe, un suburbio de Sydney, Australian Leather tiene 40 trabajadores y fabrica cerca de 50.000 pares de botas al año, con piel de ovejas australianas.
"No he podido exportar ningún par de botas desde 2009. Es terrible. Todos mis clientes quieren botas ugg de fabricación australiana, pero Deckers nos ha impedido venderlas en otros países", dijo Oygur a la BBC.
Deckers ha iniciado procedimientos legales contra la fábrica de Sydney. Pide una compensación de millones de dólares por daños y que todos los fondos de las cuentas bancarias de Australian Leather se transfieran a Deckers.
También quiere que toda la producción de botas de Australian Leather sea enviada a Deckers para que sea destruida.
Deckers asegura que las UGG que vende fueron creadas por el surfista australiano Brian Smith, que comenzó a fabricar botas en Santa Mónica, California, en 1978.
La compañía se negó a hablar con la BBC. En un comunicado, dijo que la demanda no estaba dirigida a las ventas en Australia, sino que se refería a la infracción de Australian Leather contra la marca registrada de Deckers en EE.UU.
"Deckers confía en su posición", añadía en el comunicado.
Oygur está en EE.UU. luchando no solo contra esta demanda, sino también para anular la marca registrada en EE.UU., para que él pueda vender sus botas en todo el mundo.
"No estoy haciendo esto solo por mí mismo. Estoy haciendo esto por la industria de botas de Australia", señaló y aseguró que "algunas de las botas (Deckers) son fabricadas en China".
El senador independiente australiano Nick Xenophon ha llevado el problema al parlamento de su país.
"Esta es una batalla que vale la pena pelear", dijo en 2016.
"Los franceses pueden proteger el uso de la palabra 'champagne'; y los griegos el de 'feta'. Así que seguramente Australia puede proteger el uso de la palabra 'ugg' para los pequeños fabricantes australianos", opinó.
La Comisión Australiana de Competencia y del Consumidor decidió no actuar en la disputa.
Sin embargo, el senador Xenophon ha seguido involucrado en el caso de Oygur. En octubre viajó con él a EE.UU. para protestar frente a la sede de Deckers.
Asociación con Australia
El experto en marcas de la Universidad de Adelaida, Dean Wilkie, ha pasado toda su vida estudiando por qué los consumidores eligen comprar lo que él llama productos de "país de origen".
Le dijo a la BBC que no es sorprendente que Deckers haya actuado como lo ha hecho.
"Lo que están haciendo es comerciar con lo que se llama 'asociación secundaria', que en este caso es el estilo de vida australiano", comentó.
"Rodea las botas de imágenes de Australia y brinda a los consumidores una perspectiva de país de origen fuerte. Recrea un ambiente relajado, positivo, que hace que el comprador se sienta en buena disposición para comprar", apunta.
Wilkie dijo que muy pocos compradores miran dónde están hechas las botas: "Incluso si lo hacen, estamos tan entumecidos ante los productos fabricados en China, que los consumidores simplemente bloquearían mentalmente la información".
Wilkie cree que los consumidores estadounidenses también piensan en Australia como un lugar para ir de vacaciones, por lo que comprar uggs es como comprar un recuerdo.
"Sin embargo, la asociación secundaria puede ser copiada por los competidores, por lo que la marca registrada es una medida muy inteligente, ya que le garantiza a una compañía ser la única en el mercado", dijo.
Argumenta que el tema no ha recibido mucha atención en Australia, porque las uggs rara vez se usan en público.
"Son un poco informales, y a menudo se usan como pantuflas. La mayoría de las ventas de uggs son para turistas", contó.
"En cambio en EE.UU. se ven como elegantes, un poco diferentes y originales", agregó.
Según Oygur, se ha visto obligado a despedir a sus trabajadores debido a la disputa contra Deckers.
"Somos solo una pequeña empresa, que tratamos de llegar a fin de mes haciendo botas como siempre lo hemos hecho", dijo.
Todavía falta fijar una fecha para que se emita un fallo en la batalla legal, que ya se encuentra en su etapa final.