Con solo 16 años Ben Wald tuvo una ingeniosa idea que podría salvar vidas entre los pacientes que sufren un ataque al corazón.
Se trata de un sistema, tan simple como innovador, por el que los cirujanos dejan dentro del pecho de sus pacientes "mensajes" cifrados para que futuros cardiólogos puedan saber en una situación de emergencia qué cirugías tuvieron antes.
Con frecuencia los cirujanos se ven obligados a hacer operaciones de emergencia en pacientes con ataque al corazón sin saber detalles de sus cirugías previas.
Se estima que uno de cada 10 pacientes con ataque al corazón pasó antes por quirófano para una operación de bypass.
Pero desconocer los detalles sobre qué y dónde se hizo antes una cirugía puede poner en riesgo la vida de los pacientes, ya que los cirujanos pueden operar en un lugar que no es el apropiado.
Unas prácticas muy bien aprovechadas
Ben Wald estaba haciendo una pasantía en el Barts Hospital de Londres, donde su padre trabaja como cardiólogo, cuando tuvo la idea.
El adolescente, que estudia un curso de preparación para ir a la universidad, partió de una ocurrencia que parecía un tanto descabellada al principio: que los cirujanos pudieran dejar un mensaje dentro del paciente para indicar el número de cirugías realizadas y su ubicación.
"Noté cómo en un caso en el que no había historial médico había confusión y un poco de incertidumbre", le dijo Ben al diario londinense The Evening Standard.
"Vi que quizás se podrían usar los alambres, cambiándolos de forma, para contar a los cardiólogos del futuro lo que había pasado en la operación original", describió.
Así funcionaría el código
Y así fue como Ben y su padre, el cardiólogo David Wald, idearon un código de mensajes utilizando los nudos de alambre con los que se cierra el esternón después de la cirugía.
Así, dependiendo de cómo se ve la posición del atado del alambre en la radiografía, los médicos pueden interpretar qué procedimiento se le hizo al paciente en el pasado.
Según su sistema, el alambre más cercano a la clavícula estaría apuntando hacia arriba para indicar que se está utilizando este código.
Y los subsiguientes apuntarían hacia abajo a la izquierda o a la derecha para dar información sobre cuántos injertos se hicieron y dónde están.
Finalmente, el mensaje se cierra con un último nudo apuntado hacia abajo y al centro.
Según le dijo al diario Evening Standard Alex Shipolini, otro cirujano cardiólogo del mismo hospital, se trata de una idea única que resuelve un problema común.
"He usado el código y es fácil de aplicar", comentó.
El mes pasado la idea ganó un premio de innovación de la Society for Cardiothoracic Surgery y además será presentada en junio en la conferencia anual de la British Cardiovascular Society.
Por ahora es imposible saber si el sistema será adoptado por los cirujanos o no. Pero de que Ben Wald estaba atento durante sus prácticas no cabe duda.