El gobierno venezolano anunció que el ejército y los cuerpos policiales custodiarán los supermercados y "centros de distribución de alimentos" para que "la gente se sienta tranquila, se sienta protegida".
Se organizará "un operativo de seguridad, donde están todos los organismos de seguridad, nuestra Furerza Armada Nacional", indicó Carmen Meléndez, ministra de Interior y Justicia, durante una inspección a un supermercado de la red estatal de alimentos ubicado en Caracas.
La medida surge en respuesta a las largas colas de cientos de personas en supermercados en las principales ciudades del país, y que según reportes de la prensa local y mensajes difundidos por las redes sociales han derivado en algunos tumultos de los compradores, ávidos de obtener alguno de los productos básicos que escasean en el país.
"Les pido que dejen la desesperación, tenemos capacidad y productos para todos, con calma, paciencia, los anaqueles están full", afirmó Meléndez, en un intento por sosegar el impulso comprador de los venezolanos en una economía con una inflación de casi 64% en 2014.
Durante los últimos 12 meses los habitantes del país caribeño, el que posee las mayores reservas de petróleo del mundo, han tenido que lidiar con una escasez de al menos uno de cada cuatro productos básicos, incluyendo artículos como leche, aceite, pollo, carne, harina de maíz, pañales, detergentes, jabón de tocador, papel higiénico, o medicinas para la fiebre.
Pese a los reportes del propio Banco Central sobre la escasez, el gobierno atribuye la crisis a una conspiración opositora que califica como "guerra económica" de especulación y acaparamiento de artículos básicos.
Durante los primeros días de 2015, decenas de fotos de supermercados en el país con estantes vacíos han circulado por las redes sociales, y han sido publicadas en las primeras planas de los diarios independientes, en medio de un clima de crisis económica de caída del precio del petróleo, y de expectativa por la modificación del sistema cambiario -anunciada por el presidente Nicolás Maduro- que podría incluir otra devaluación del bolívar ante el dólar.
AFP
