La noticia del sacrificio de una jirafa en un zoológico de Dinamarca ha causado controversia en el mundo entero. Los miembros de “El Siglo Verde”, un movimiento ecologista ruso, asistieron a la Embajada de Dinamarca en Moscú, para dejar flores en el frontis y de esa manera protestar contra la acción realizada por el Zoológico de Copenhague quienes justificaron que el sacrificio fue para evitar la consanguinidad de los animales.
Los activistas rusos hicieron público un comunicado desaprobando la matanza de Marius, la jirafa de 2 años. “Consideramos que la actitud hacia los animales es un indicador del nivel de desarrollo del pueblo. Un sacrificio público de un animal de un zoo es una vergüenza para una sociedad del siglo XXI”, explicó la ONG.
De nada sirvió la campaña previa hecha por internet y las miles de firmas recolectadas para evitar el deceso del animal, que finalmente murió mediante un disparo de una pistola de perno aplicada para evitar que su carne se contaminara por una inyección letal. El centro aseguró que el sacrificio se utiliza para mantener a la población sana e informó que se matan alrededor de 30 animales al año.
Marius fue desollada en frente de varios niños y sus restos fueron utilizados como comida para algunos animales del zoológico.