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¿Cuánto poder tiene Estado Islámico en Libia?

¿Cuánto poder tiene Estado Islámico en Libia?
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La supuesta decapitación de 21 cristianos coptos en Libia por quienes dicen ser el autodenominado grupo Estado Islámico (EI) nos enfrenta a la realidad de cómo los yihadistas están ganando terreno en ese país.

En un video publicado este domingo, cuya autenticidad no ha podido ser confirmada por fuentes independientes, se muestra al grupo de coptos vestidos de naranja, arrodillados y alineados con sus vergudos, encapuchados y totalmente de negro, detrás.

Luego los decapitan.

El video deja claro que los secuestradores los victimizaron por su religión. Se refiere a ellos como "seguidores de la Iglesia hostil de Egipto".

Al menos 22 cristianos coptos se habían reportado desaparecidos en Libia, todos ellos inmigrantes llegados de Egipto en busca de trabajo.

La última masacre es sólo el más reciente de una serie de ataques que ha reivindicado EI. A finales de enero, ya mataron a al menos nueve personas, entre ellos cinco extranjeros, en un hotel en Tripoli.

Sin embargo, con tantísimos grupos armados operando en un país virtualmente hecho pedazos, no está claro cuánto poder de verdad tienen.

País en caos

¿Es comparable la situación de EI en Libia con Irak o Siria o son sólo un grupo más entre otros 1.700?

Lea: Libia: 2 gobiernos, 1.700 milicias y el avance de Estado Islámico

Libia vive un vacío político y de seguridad desde 2001, cuando un levantamiento popular derrocó a Muamar Gadafi y numerosos grupos armados se disputan el control.

Amira es de la ciudad de Derna, aunque vive en la capital, Trípoli. A finales de octubre, un grupo de radicales de su ciudad se declaró leal a EI.

Incluso filmaron un desfile en el centro de la ciudad y el autoproclamado califa, Abu Bakr al Bagdadi, les dio la bienvenida a su organización.

Los residentes no pudieron ocultar el miedo a lo que se les venía encima.

Hace 10 meses que Amira no regresa a su ciudad natal, así que las últimas noticias se las cuenta su hermana.

La última vez que su hermana estuvo en Trípoli, en enero, Amira la intentó convencer de que se quedara más tiempo.

"Me preocupaban sus hijos porque son jóvenes", explica a la BBC.

Muchos en Derna están preocupados porque los jóvenes o se unen a los radicales o los matan.

"¿Puedes creer que algunas familias han llegado al extremo de prohibirles a sus hijos que vayan a rezar a la mezquita?", lamenta.

Pese al miedo, Amira cuenta que la situación en Derna no es como parece en los medios. Según ella, a los milicianos de EI sólo se los ve en el centro de la ciudad muy de vez en cuando.

La ciudad viene siendo controlada por una mezcla de milicias radicales que tratan de imponer la sharía, o ley islámica.

Otros ataques

Los activistas que se oponen han sido silenciados casi por completo y al menos tres de ellos decapitados. Nadie ha reivindicado sus muertes.

Pero EI no ha tardado en atribuirse otros ataques en Libia.

Desde diciembre, numerosos atentados con bomba contra embajadas vacías y otras sedes de seguridad en Trípoli.

Pero hasta el del Hotel Corinthia el 27 de enero, pocos habían sentido la presencia de EI en el país.

Los centros de poder en Libia

Trípoli: el gobierno proclamado por el viejo parlamento que disputa la legitimdad de las últimas elecciones.

Toburuk: sede del gobierno reconocido internacionalmente y que fue expulsado de la capital no mucho después de las elecciones de 2014.

Ambos tienen el apoyo de una heterogénea alianza de milicias centradas en defender sus propios intereses.

Bengasi: segunda ciudad en importancia y donde se inició el levantamiento contra Muamar Gadafi en 2011. En gran parte en manos de combatientes islamistas, algunos con vínculos con Al Qaeda.

Misrata: tercera ciudad y principal puerto, leal a las autoridades de Trípoli.

Derna: bastión de Estado Islámico.

Y no son pocos los confundidos acerca de por qué EI ha puesto sus ojos en Libia.

El país es mayoritariamente sunita, cuando la organización ha triunfado sobre todo en lugares con una composición étnica heterogénea, como Irak o Siria, donde explotaron el descontento sunita con los chiitas.

Aaron Zelin, del Washington Institute, explica que la distinción no es importante para EI, que lo que busca es expandir el área bajo su control.

"Quieren establecerse en varios territorios para legitimar la idea de que son un califato y no sólo un grupo en Mesopotamia", agrega.

Así que si toman partes de Libia, teniendo ya bajo su control extensiones de Irak y Siria, pueden llegar a tener cierto éxito.

¿Cuántos militantes?

Señalar el momento exacto en que EI llegó a Libia es complicado. En diciembre, EE.UU. dijo que había evidencias de que tenían campos de entrenamiento en el este del país.

Corresponsales extranjeros han reportado que se habían instalado en el país antiguos miembros de la brigada Al Batar, una unidad de EI que operaba en Siria.

Pero en qué cantidad, sigue siendo desconocido.

Con tantas incógnitas, muchos libios se preguntan en las redes sociales si de verdad EI está detrás de los ataques que reivindica.

Pero expertos en lucha contra el islamismo violento señalan que EI no tiene el hábito de atribuirse atrocidades con las que no está directamente vinculado.

Pero en Sirte, el recuento de un testigo a la BBC corrobora algunos de los actos que se atribuye EI en las redes sociales.

"Han cerrado tiendas de cigarrillos, diciéndole a los dueños de tiendas que quiten los maniquíes y le pusieron una bomba a una peluquería", comenta el testigo, que sin embargo no está totalmente seguro de que sea obra de EI.

La situación se vuelve especialmente complicada por la existencia de dos gobiernos rivales.

El reconocido internacionalmente, abandonado en el oriente del país, insiste en describir cada ataque como autoría de EI.

El autoproclamado de la capital, aliado con grupos islamistas locales, parece preferir mirar para otro lado.

Francesco Stazzari, investigador del Instituto Noruego para Asuntos Internacionales (NUPI, en inglés), cree que "si no se afronta el problema en Libia, desde un punto de vista regional, va a ser un desastre".

De momento, el presidente de Egipto, Abdel Fattah al Sisi, advirtió que se dispone a responder a la masacre de sus conciudadanos coptos de la forma en que estime conveniente.

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