En 2017 se podría realizar el primer trasplante de cabeza en humanos
Gracias a la tecnología, la medicina ha conseguido importantes avances durante las últimas décadas. La donación y posterior sustitución de diversos órganos del cuerpo humano es posible sin mayores problemas. Sin embargo, hablar de un trasplante de cabeza suena raro y casi imposible de creer.
Pero para el científico italiano Sergio Canavero, del Grupo Avanzado de Neuromodulación de Turín, la posibilidad de colocar la cabeza de una persona en el cuerpo de otro es factible, y tan solo en un plazo de dos años más, según informa CBS News.
La propuesta y el procedimiento completo fue publicado por Canavero en la revista Surgical Neurology International. Desde 2013 que el italiano efectúa investigaciones para probar la potencialidad de esta curiosa intervención que iría en ayuda de personas con cáncer o con problemas nerviosos y musculares.
En junio de este año presentará su propuesta en la conferencia anual de la Academia Americana de Cirujanos Neurológicos y Ortopédicos en Maryland, Estados Unidos.
El procedimiento que el científico plantea ya se podría realizar en 2017 y necesita de un “recipiente” y un “donante”. El primero debe ser una persona mentalmente sana, pero con un cuerpo deteriorado, mientras que el segundo debe tener un daño cerebral irreversible y un cuerpo en buen estado. Así, la cabeza del “recipiente” se trasplantaría al cuerpo del “donante”.
Pero esta hipotética cirugía no es bien vista en la comunidad médica internacional, puesto que podría ser utilizada con propósitos erróneos.
Así lo cree Patricia Scripko, neuróloga del Hospital Salinas Valley Memorial de California, quien señala que “sí un trasplante de cabeza llegará a pasar, sería muy raro. No va a suceder que una persona lo haga porque se está volviendo vieja, tal vez lo haga por tener un cuerpo que funcione y luzca mejor”, concluye.
Los únicos antecedentes sobre trasplantes de cabeza están relacionados con animales. En los años 50, un científico soviético implanto la cabeza de un perro en el cuerpo de otro, mientras en los 70 esta intervención fue aplicada a un mono. Ambos experimentos solo sobrevivieron un par de días.