El nueve de marzo de 1955, unos 42 millones de estadounidenses –lo que en ese tiempo era aproximadamente un cuarto de la población de ese país- sintonizaron su televisor para mirar una nueva serie de Disney.
No mostraba a ratones bailando o princesas en peligro.
El programa Man in Space ("Hombre en el espacio") mostraba a un cálido y encantador ingeniero de cohetes que ofrecía su visión sobre el futuro de las exploraciones en el cosmos.
Rodeado de modelos de cohetes y escenas futuristas, Wernher von Braun se dirigía al espectador y explicaba cómo en 10 años era posible tener un cohete para llevar pasajeros.
El programa incluyó fascinantes animaciones y una partitura orquestal de suspenso, un traje espacial de cuerpo entero y diagramas detallados.
Diez años antes, Von Braun había liderado el desarrollo de cohetes V2 de Hitler; misiles balísticos hechos con mano de obra esclava y cuyo objetivo eran civiles de toda Europa.
Ahora era el chico del cartel del programa espacial estadounidense y había sido bienvenido en los hogares de todo el país.
Probablemente hoy en día la opinión sobre el ingeniero alemán de cohetes está más dividida que en 1950.
Algunos historiadores sugieren que Von Braun fue un oportunista amoral, que explotó el deseo de Hitler de tener un arma futurista para promover sus ambiciones de una exploración espacial.
Para muchos otros, sigue siendo un héroe: un visionario del espacio que ganó la carrera a la Luna y le presentó a Estados Unidos una hoja de ruta a la estrellas.
El hecho es que 60 años después de esas primeras transmisiones, la gente todavía se refiere al paradigma Von Braun.
En pocas palabras, se trata de los pasos que el ingeniero estableció para llevar a la humanidad al espacio.
"Lo que intentó hacer fue sentar las bases de cómo un vuelo espacial podía ser posible", explica Michael Neufeld, curador del Museo Nacional de Aire y Espacio del Smithsonian en Washington y autor de tres libros y numerosos artículos sobre Von Braun.
"Él estaba obsesionado con la Luna, era su ambición de niñez".
Transbordador sin estación
Durante los años 60, Von Braun llevó el desarrollo del cohete Saturno 5 que llevaría al hombre a la Luna.
Pero en la mente de algunos en la agencia espacial estadounidense, esto solo fue una diversión.
"Hacia finales de los 60, el grupo de tareas del espacio le dijo a (el presidente) Nixon que lo que necesitábamos era construir una nave espacial y una estación espacial antes de preparar más expediciones a la Luna y Marte", cuenta Neufeld.
Una vez ganada la carrera a la Luna, y con el presupuesto recortado, lo único que surgió fue el programa del transbordador espacial, un vehículo reusable concebido para servir a la estación espacial. Pero sin estación espacial.
"No tanto una política espacial, sino una excusa para no tener una", comenta Neufeld.
Von Braun murió de cáncer en 1977, a los 65 años, cuatro años antes del primer vuelo del transbordador espacial.
Sin embargo, su paradigma se mantuvo cerca del corazón de muchos.
"La NASA volvió a la idea de una estación espacial y en 1989 el entonces presidente Bush se paró en las escaleras de este museo y dijo que volveríamos a la Luna e iríamos a Marte", cuenta Neufeld. "Eso también fue un fracaso".
Sin embargo, en la mente de muchos, el gran paso de Von Braun a Marte nunca desapareció.
"La NASA sigue volviendo a ello", aclara el experto.
"'¿Qué hacemos ahora?'. Es un problema perenne con la NASA, porque el futuro de los vuelos espaciales humanos no ha sido otra cosa que el sueño de los creyentes".
Optimismo
Pero allá afuera hay muchos que creen y, ahora, hay muchas razones para sentirse optimista.
De hecho, en la NASA todavía hay todo un departamento dedicado a estos pasos futuros.
"Von Braun abrió esta oficina en los años 60", dice Les Johnson, consejero técnico para conceptos avanzados de Centro Espacial Marshall de la NASA en Alabama, y dueño de una copia en DVD de las series originales de Disney.
"Nuestra carta es continuar con lo que empezó, es una línea directa de lo que hizo".
"Tengo un informe de una conferencia de 1964 en el que se miraba más allá de la Luna –esto fue incluso antes del proyecto Gemini, cuya meta era obtener la mayor experiencia posible para poder llevar al hombre a la Luna- y entonces ya le estaba diciendo a sus colegas que debían empezar a planear un viaje a Marte", señala Johnson.
"Si lo tengo que comparar con lo que hacemos hoy, muchos de los problemas que estamos intentando resolver él los señaló en 1964".
Fuerte liderazgo
Los paralelismos son impresionantes.
Recientemente la oficina de Johnson se ha enfrentado al reto de construir un nuevo sistema de lanzamiento espacial (SLS por sus siglas en inglés) –el primer cohete desde el Saturno 5 de Von Braun capaz de llevar humanos más allá de la órbita baja de la Tierra y potencialmente de vuelta a la Luna y Marte.
Johnson piensa que además de los conceptos visionarios de Von Braun, también deberíamos admirar su liderazgo.
"Ya sea que tengas un equipo de personas trabajando en un objetivo común –ya sea un equipo de diez en un pequeño negocio o decenas de miles con el proyecto Apollo para ir a la Luna- tienes que tener a alguien que se asegure de que todo vaya de acuerdo al plan y que tenga una visión grande", agrega Johnson.
"Es la diferencia entre un líder y un gerente, a menos de que tengas un líder articulando la visión, el gerente no tiene nada qué gerenciar".
Si ignoras el hecho de que Estados Unidos se saltó unos cuantos pasos al ir a la Luna muy pronto, ahora pareciera que estamos de vuelta en el paradigma Von Braun.
Tenemos el transbordador y la estación espacial, ahora estamos pujando para ir a la Luna y Marte.
Esta fue el discurso oficial durante el último lanzamiento de la nueva nave Orion y cuando visité la fábrica donde el SLS estaba tomando forma.
Vivir en la Luna
Recientemente el nuevo jefe de la Estación Espacial Europea, Jan Worner, también me habló sobre su visión de una villa en la Luna.
De hecho, Johnson tiene algo de visionario.
"El espacio es el futuro", me dijo. "Tenemos que irnos, tenemos que explorar y movernos más allá de la Tierra".
Pero al contrario que en los días de Von Braun, cualquier exploración al espacio profundo es probable que tenga una naturaleza internacional, involucrando a EE.UU., Europa, Rusia, Japón, Canadá e incluso India y China.
En vez de ser la visión de un solo hombre, lo más probable es que sea una visión compartida con una fundación más sólida para el futuro.
Sin embargo, es extraordinario que todavía estemos hablando de Von Braun 60 años después de esos programas de Disney... y 40 años después de su muerte.
"Me sorprende de que no haya sido más olvidado", admite Neufeld.
"Es en parte la dimensión visionaria del espacio y en parte la cuestión nazi. O es un nazi malo o es nuestro héroe espacial, es difícil concebir que sea los dos al mismo tiempo".
"Él fue quien popularizó del espacio de los años 50 y 60", agrega Neufeld.
"Entre los aficionados del espacio, sigue siendo el que tenía la visión para un futuro programa espacial".
Wernher von Braun podría sin duda estar agradecido de que la gente todavía siga su visión, pero incluso más agradecido de la misión a Marte sea una posibilidad seria.
Sin embargo, como alguien que entendió el precio de estas gigantescas empresas, probablemente también diría que hasta ahora ninguna misión a la Luna o Marte ha sido financiada adecuadamente.
Sin embargo, para tomar ese viejo adagio de Disney: cuando le pides un deseo a una estrella, tus sueños se hacen realidad… eventualmente.