Las aerolíneas de bajo costo llegaron hace poco a Chile, pero sus pares europeas ya llevan varios años participando en el mercado del viejo continente, y en el último tiempo han salido a la luz varias de sus ideas para seguir abaratando costos y manteniendo su servicio.

Pagar por el uso de los únicos dos baños de un avión para 197 personas -porque los demás los sacaron para poner más asientos-, volar parado en butacas especialmente adaptadas, o tener que pagar un "impuesto para gordos", son algunas de las propuestas que han evaluado algunas de las más grandes aerolíneas low cost, indica La Segunda.

Contando kilos y segundos

Una de ellas es la compañía irlandesa Ryanair, que opera en Europa con un planteamiento basado en que cada segundo y kilogramo cuenta.

La empresa cuenta con 450 aviones y en ninguno de ellos hay bolsillos para guardar cosas en los asientos, tampoco tienen visera para cerrar la ventanilla y evitar el sol, y cada año lanzan un calendario con mujeres del staff de la aerolínea en bikini.

"Todo esto puede sonar una locura, y quizá lo es, pero también es una estrategia que le ha permitido a la aerolínea abaratar los costos a niveles nunca antes vistos (...) (a las low cost) no les importa decir abiertamente que están dispuestas a todo para bajar precios", indica el académico de la Facultad de Economía de la Universidad de Ámsterdam, Jeroen Kraaijenbrink al citado medio.

Ocurre que cada decisión tiene una explicación. Que no hayan bolsillos en los asientos hace que el personal no deba revisar 197 de ellos al final de cada vuelo, lo que reduce los segundos que el avión permanece en el aeropuerto en lugar de estar en el aire generando ingresos.

"Las viseras de las ventanillas se rompen con facilidad y hay que reemplazarlas. Eliminarlas es otro costo menos", indica Carlos Ozores, director de la consultora estadounidense ICF.

El calendario, por su parte, es una política de Ryanair para motivar a las integrantes de su staff a mantenerse delgadas y ahorrar kilogramos. Menos peso es menos gasto en combustible, que representa entre el 30 y el 40% de los costos de la industria.

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