Alrededor de 120 mil personas en una zona de 30 kilómetros fueron evacuadas luego que el reactor número 4 de la central nuclear de Chernobyl explotara el 26 de abril de 1986.
La decisión de las autoridades por proteger a la población fue apresurada. Esto no dio tiempo para elaborar un plan de rescate de mascotas ni de animales presentes en la zona que fue contaminada radioactivamente.
Si bien, actualmente, nadie vive en el lugar del accidente, existen 3.500 personas que trabajan en la planta nuclear y en cuyo entorno existen casi 900 perros abandonados.
Durante todo este tiempo han sido alimentados por los empleados del lugar y desde 2017 han comenzado a recibir tratamiento veterinario por una organización, luego de que la planta amenazara con sacrificar a los animales.
En una primera fase, la entidad planificó encargarse de 200 perros descendientes de los animales presentes durante la explosión, para luego, ser adoptados en Estados Unidos bajo el proyecto "Los perros de Chernobyl".
La idea es que los animales pasen 45 días en cuarentena, donde se les realizará un control dosimétrico para medir su radiación.
Cumplido ese plazo, ellos reciben un certificado de buena salud para poder viajar.
De acuerdo a los fundadores del programa, el proyecto durará cinco años y se plantea disminuir la población de perros callejeros en la zona devastada.