La NASA pretende potenciar un futuro mercado de aviones que funcionen 100% de manera eléctrica, esto para tener vuelos que emitan menos ruidos y que no produzcan contaminación al medio ambiente.
Para esto, la agencia espacial creó su primer avión totalmente eléctrico: el X-57 Maxwell. Este fue sometido a varias pruebas en un túnel de viento, donde tardó dos semanas en probar varias propiedades de la aeronave.
La agencia expuso el hardware del avión a vientos con velocidades que alcanzaron casi 167 km/h mientras que sus hélices funcionaron durante 14 horas. Mientras tanto, se recopilaron valiosos datos operacionales y de rendimiento, utilizando dos ensamblajes de hélices diferentes que habían sido proporcionados por la empresa estadounidense Empirical Systems Aerospace.
Una de las principales novedades del X-57 Maxwell es que cuenta con 12 motores pequeños en sus alas, los que le ayudan a despegar con velocidades bajas, los que luego pliegan sus hélices en pleno vuelo para no crear resistencia con el aire. Al momento de aterrizar las hélices de los mini motores se vuelven a desplegar.