Andrea, una mujer que vivía en Berlín, salía con un chico amable y creativo llamado Ben. Ella sintió que eran intelectualmente compatibles y se comunicaban bien. Pero hubo un problema desde el comienzo: él quería menos sexo que ella. Al principio, pensó que eso solo significaba que él no estaba interesado en ella. Pero, para él, el sexo estaba justo al final de la lista de prioridades.
"En términos de nuestra conexión como personas, no había mucho en lo que trabajar", dijo. Sin embargo, todavía se sentía sola en la relación, como si le faltara algo.
DW cambió sus nombres para proteger la privacidad de la pareja, pero su historia es real y más común de lo que se piensa. A continuación, las razones del desajuste en el deseo sexual y cómo usted y su pareja pueden manejarlo para tener una mejor relación.
El deseo sexual no es un rasgo fijo
La falta de coincidencia en el deseo sexual es "bastante inevitable en las relaciones a largo plazo", explica Kristen Mark, investigadora sobre sexo y relaciones, y profesora de medicina familiar y salud comunitaria en la Facultad de Medicina de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos.
Para comprender los factores que sustentan el deseo sexual no coincidente en las relaciones, como en el caso de Andrea y Ben, la experta aclara que es importante comprender que el deseo sexual no es fijo.
"Solíamos pensar en el deseo sexual como un rasgo, algo que es estable en el tiempo", dice Mark. "Ese no es realmente el caso”, agrega. A su juicio, el deseo sexual cambia con el tiempo.
"Si tienes dos personas cuyos impulsos sexuales fluctúan a lo largo de su vida, habrá momentos, a veces períodos de tiempo más largos, en los que es posible que no coincidan", asegura Mark.
Factores que influyen en el apetito sexual
La investigadora agrupa las particularidades que influyen en la líbido en tres categorías: factores individuales, interpersonales y sociales.
Los factores individuales encierran características como el estrés, la salud o la falta de sueño. "En algunas personas, el estrés realmente reduce el deseo. En otras personas, el estrés en realidad lo aumenta", sostiene Mark.
Los factores interpersonales tienen que ver con la relación misma: si eres feliz en tu relación o tu nivel de atracción. Esto puede ser básico, subraya la académica. "Escuchamos a muchas personas que piensan que tienen poco deseo, pero en realidad, es como decir: 'No, simplemente no me gusta mucho mi pareja'", añade. Pero estos factores también podrían incluir problemas con la comunicación en torno al sexo dentro de una relación feliz.
"Especialmente en las relaciones largas, algunas parejas adoptan un patrón de iniciación sexual. Si te rechazan varias veces, por ejemplo, eso puede tener un impacto muy negativo en tu deseo sexual. Porque simplemente ya no quieres acercarte más", reconoce Mark. Andrea mencionó haber experimentado esto en su relación con Ben. Ella se habría abstenido de iniciar relaciones sexuales con él por miedo a parecer agresiva o ser rechazada.
Los factores sociales, como la inequidad de género, también pueden influir en el deseo sexual, según Mark. Las mujeres que se encargan de la mayor parte de las tareas domésticas pueden sentirse menos inclinadas a mantener relaciones sexuales con compañeros que a su juicio no hacen lo que les corresponde en el hogar, o cuando sus parejas contribuyen activamente a su sensación de estrés.
El deseo sexual no siempre es espontáneo
La investigadora afirma que también es importante que las parejas comprendan que el deseo sexual, a menudo, no es lo que pensamos: un impulso espontáneo de tener relaciones sexuales. Esto existe, comenta, pero es menos común que el deseo receptivo: un deseo en respuesta a un estímulo.
"Es posible que no tengas ganas de tener relaciones sexuales antes de tenerlas, pero una vez que comienzas a tener relaciones sexuales, se siente genial y te sientes realmente recompensado, y luego comienza el ciclo en el que es bastante beneficioso", indica.
Formas de cerrar la brecha de la libido
Mientras que la pareja con un mayor deseo sexual puede terminar sintiéndose sola en una dinámica de deseo sexual desigual, la otra persona puede "terminar siendo algo patologizada o considerada como la que tiene un problema", dice Mark.
Esto da como resultado mucha presión sobre la persona con menor deseo sexual para que aumente su deseo, mientras que se ejerce poca o ninguna presión sobre la otra parte para reducir el suyo. "Las parejas que lo llevan bien, lo que hacen es encontrarse en el medio", dice Mark.
Las parejas que experimentan un deseo sexual desigual, que está causando problemas en la relación, deben tener una "conversación realmente franca sobre las necesidades sexuales", aconseja la experta. Y deberían tratar de descubrir cómo se pueden satisfacer sus necesidades individuales de manera que funcione para ambos.
Para muchas personas, el deseo sexual en realidad se trata de un deseo de cercanía e intimidad. El buen sexo en una relación puede servir como confirmación de ser deseado.
Según Mark, algunas parejas pueden salvar esta distancia mediante la reafirmación verbal y las caricias que no conducen al sexo, como los abrazos, tomarse de las manos, los besos o las muestras de afecto en público.