La siguiente es una hermosa historia sobre la amistad y el amor, entre una niña de 10 años con TEA (trastorno del espectro autista) y su corderito Simón. 

Parece la trama sacada de una película, pero no. Nathalie, la madre de la pequeña Antonella, ha compartido cada detalle a través de su cuenta de TikTok, donde las publicaciones se llenan de positivos comentarios.

La familia, por el trabajo del padre, quien es funcionario de Carabineros, recorrió casi 3 mil kilómetros para dejar Buin, en la región Metropolitana, e instalarse en Tierra del Fuego, en el sector Cerro Sombrero de la comuna de Primavera.

Sobre la llegada de Simón a la familia, Nathalie contó a T13.cl que cuando regresaban desde Argentina de vacaciones, en la unidad donde trabaja su esposo habían encontrado un corderito. Ella no lo pensó dos veces: “Yo sabía que Antonella quería uno”.

El animal, según comentó, estaba recién nacido porque apenas se podía parar. Un chofer de camión lo encontró abandonado en la ruta en horas de la noche y lo entregó a Carabineros.

“Tenía mamadera, tenía leche, tenía de todo. Yo dije: ‘Ya, yo me lo quedo, yo lo voy a cuidar y todo’. Estuvo varios días dentro de la casa”, relató la madre.

“La ayuda mucho”

El cordero está por cumplir un año en la familia junto a Antonella, quien ya tenía a Martina, una perrita maltés, como mascota de contención por el TEA.

La niña estaba en tratamiento en Santiago y ya había realizado terapias con perritos, “cuando recién le estaban descubriendo que tenía algo, pero no estaba diagnosticada todavía”, contó Nathalie.

La perrita “es la mascota de contención. Antonella la abraza mucho a ella. Cuando Antonella está triste, cuando se siente descolocada, cuando se siente abrumada, ella se abraza con Martina y así se calma”, continuó la mamá.

Y con Simón es lo mismo. Simón la ayuda mucho. La verdad es que los animales, en la parte sensorial, son bastante adecuados para estas condiciones”, afirmó.

Sobre cómo ha sido esa ayuda, la mujer precisó que “ellos tienen la lanita muy rica, como un algodón, y la Anto lo toca mucho. Ella lo toca, él deja que le toque las orejas, se acerca, juntan sus narices, y por ejemplo a ella la sigue, a mí no. Yo lo voy a buscar sola y a mí no me pesca, pero si voy con Antonella ahí viene”.

El tratamiento de la niña continúa en Tierra del Fuego con el equipo PIE (Programa de Integración Escolar) del colegio, más los especialistas que la ven en Punta Arenas. 

Su mamá, quien destaca el buen rendimiento escolar de Antonella, entregó una reflexión al respecto: “Aquí lo único difícil para los padres y para los niños con TEA es el entorno, la sociedad (…) Incluso la misma familia a veces no entiende la condición del niño”, concluyó.

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