Existiría una conexión entre un buen sentido del olfato y una red social amplia. O eso dice un equipo de investigación conformado por siete científicos que hicieron un estudio publicado en la revista Scientific Reports.
Los investigadores midieron la amplitud de las redes sociales de 31 participantes, utilizando un cuestionario que les preguntaba con cuántos amigos, colegas, y familiares, se veían o hablaban durante cierta cantidad de tiempo.
Asimismo, midieron el olfato de tres maneras diferentes: con aromas sutiles para identificar los olfatos sensibles; probando la capacidad de discriminar entre diferentes olores, y la identificación de lo que se huele a partir de una lista de cuatro posibilidades.
También por medio de escáneres de resonancia magnética funcional, los investigadores vieron que la sensibilidad olfativa y el tamaño de la red social se correlacionaron en cuanto a conexiones en ciertas regiones del cerebro.
Una de estas áreas, la amígdala, está implicado en las emociones y la conducta social. La otra, la corteza orbitofrontal, se ha demostrado que es más grande o más gruesa en las personas que son más sensibles a los olores.
“En comparación con muchos mamíferos, los humanos tienen un sentido del olfato muy débil. Pero el olfato sigue desempeñando un papel importante en nuestra comunicación social. Olfateando entre sí, podemos recoger información sobre el género, la edad, la enfermedad, e incluso si alguien está triste o disgustado”, escribieron los científicos.
Por otra parte, según Popular Science, las personas con trastornos psiquiátricos que pueden tener más complicaciones a la hora de la socialización, como el autismo o la esquizofrenia, que tienden a tener un sentido del olfato más pobre.
Así que aunque la conexión entre el olor y la sociabilidad no es demasiado sorprendente, puede ser un nuevo punto a tener en cuenta.