En el mundo de la tecnología móvil, no es oro todo lo que reluce... ni Apple todo lo que se comercializa con el logo una manzana mordida.

Son muchas las marcas víctimas de estafadores que trabajan en distintas partes del mundo -principalmente desde Asia- creando copias idénticas de sus dispositivos. Y muchas veces resulta extremadamente difícil distinguirlas de los originales.

El problema con las imitaciones es que suelen ser de peor calidad y menos seguros y duraderos que los originales, al tener hardware de menores prestaciones (y mucho más económico).

Por supuesto, el propio sentido común puede ser, en la mayoría de las ocasiones, nuestro mejor aliado para saber si estamos ante un producto falso: si algo es demasiado bueno y barato para ser verdad...

Y si la tienda donde vas a comprarlo es de dudosa credibilidad o estás haciendo una compra de segunda mano a distancia, siempre es mejor desconfiar.

Pero hay algunas pautas no tan obvias que puedes poner en práctica para que no te den gato por liebre.

1. Comprueba el IMEI

Todos los teléfonos tienen un número de identificación único que revela información sobre el mismo.

Es como una especie de carnet de identidad del aparato, muy útil a la hora de tramitar gestiones o procedimientos técnicos con la operadora o el fabricante. Es importante porque, de hecho, algunos servicios lo usan como contraseña para acceder a nuestro terminal.

Cada compañía tiene sus atajos para identificarlo. Suele aparecer en la batería y en la caja donde compraste el teléfono, en una pegatina con un número, normalmente sobre un código de barras.

También puedes acceder a él dentro del menú Ajustes de tu teléfono móvil, si es Android, marcando el código *#06# en la pantalla, y si es Apple, en iTunes o grabado en la parte posterior del teléfono.

En cambio, los teléfonos falsificados no suelen incorporar ningún número IMEI, o bien es falso. Compruébalo con la firma.

2. Fíjate en los pequeños detalles: desde el peso hasta el brillo de la pantalla

Es vital no pasar por alto ningún detalle, por más insignificante que pudiera parecer.

Las nuevas tecnologías cada vez nos lo ponen más difícil para distinguir los productos originales de los falsos, pero analizar con cuidado los materiales y el diseño del embalaje puede ser la clave para no caer en la trampa.

Mira bien el logo, los colores disponibles y el acabado, y lee la descripción de los materiales utilizados. Y fíjate si tiene algún fallo gramatical en el embalaje y si su funcionamiento es más lento de lo normal.

Comprueba también las dimensiones exactas y cuánto pesa el teléfono, el brillo de la pantalla y la calidad de la imagen y las cámaras.

Por último, mira si tiene un sello de aduana detrás de la batería, el cual indicará que fue comercializado legalmente, y pide siempre una factura de compra para poder reclamar.

Y en el caso de los iPhone falsos hay una pista fundamental: la tienda de iTunes suele redirigirte a otro lugar, como la aplicación de Spotify. Y si abres FaceTime, lo más probable es que te lleve directo al marcador de números.

3. Usa una aplicación "benchmark"

Un benchmark (del inglés: punto de referencia) es una especie de prueba de rendimiento que pone a prueba el funcionamiento de un dispositivo electrónico (computadora o smartphone).

Si instalas en el teléfono una aplicación benchmark -AnTuTu, CPU-Z, Geekbench, Vellamo...- podrás saber si está rindiendo por debajo de lo esperado o si, por el contrario, su funcionamiento es el adecuado.

Los datos aparecen forma de puntos que evalúan el RAM, la calidad de la cámara y otras capacidades del smartphone.

Algunas de ellas, como AnTuTu Officer, nos dicen directamente si el teléfono es falso. Es una aplicación gratuita, pero sólo sirve para Android.

Pero si tienes un Apple puedes optar por otra opción: tiene un apartado específico en su página web en el que puedes comprobarlo introduciendo el IMEI de tu celular.

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