Fue en 2015 cuando el neurocirujano italiano Sergio Canavero alcanzó reconocimiento mundial al decir que en diciembre de 2017 realizaría el primer trasplante de cabeza en un ser humano.

Pocos días antes de que se cumpla ese plazo, el médico ha dado una conferencia en Viena en la que aseguró que se hizo el primer trasplante de este tipo, pero en un cadáver.

No presentó evidencia alguna del procedimiento que por 18 horas habría llevado adelante el doctor chino Xiaoping Ren de la Universidad Médica de Harbin. Dijo que lo haría en “unos días más”.

¿En qué consistió la operación, entonces? Por ahora se sabe que el grupo de científicos trasplantó cabeza humana en un cuerpo sin vida e hizo posible el funcionamiento de la columna vertebral, los nervios y vasos sanguíneos.

¿Cuál es el significado de eso? Todavía no ha sido explicado.

Canavero, además, ha dicho que mantiene la fecha para el primer trasplante entre seres vivos, el que se realizaría en una persona con muerte cerebral.

“Es inminente”, aseguró.

Agregó que hay “muchas personas” interesada en ser los voluntarios en la intervención que se realizaría el próximo mes en China.

Este anuncio ha despertado severas críticas desde la comunidad médica, que no solo dudan de la existencia de la tecnología necesaria para realizar este tipo de procedimiento, sino que también cuestionan su ética, dado que –técnicamente- expertos aseguran que la cabeza podría sobrevivir unos días conectada a un respirador artificial, pero bajo un dolor inmenso.

“La cabeza despertaría con un dolor tremendo, después de todos esos cortes”, le aseguró el profesor de neurociencia, Jerry Silver, a la revista Newsweek.

Dean Burnett, un doctor de neurociencia que es columnista de The Guardian, descartó cualquier posibilidad de que la experiencia de Canavero sea cierta y que, de ser como la describió, pueda calificarse de exitosa.

“No, no ha habido un trasplante de cabeza, y puede que nunca lo haya”, se titula su texto, donde desacredita las demás operaciones de Canavero, como los trasplantes en monos y ratas que ha efectuado.

“Quizás el procedimiento hizo un buen espectáculo ‘atando’ los nervios y las venas en una escala mayor, pero ¿qué importa? Eso es solo el comienzo de los que se requiere. Falta mucho. Tú puedes unir dos mitades de autos diferentes y decir que fue un éxito, pero si explota al momento de encenderlo es difícil considerarlo una muestra de tu brillantez”, escribió Burnett.

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