Robert Smith no puede ocultar el orgullo que siente por el más reciente proyecto que está llevando a cabo su empresa de construcción en el sur de California: una mansión de más de 1.000 m2 que cuenta con siete habitaciones, dos cocinas, sala de cine, bodega, biblioteca, gimnasio y piscina.
Esta lujosa propiedad que hace unas semanas adquirió un hombre de negocios chino por alrededor de US$8 millones, se encuentra en la ciudad de Arcadia, en el Valle de San Gabriel, a unos 25 kilómetros al este de Los Ángeles.
Lejos de ser una excepción, en los últimos años suntuosas casas como esta se han convertido en la norma en Arcadia, lo que ha hecho que los medios locales hayan bautizado a esta localidad como "el Beverly Hills chino", ya que la mayoría están siendo adquiridas por ciudadanos provenientes de la nación asiática.
El boom inmobiliario que está viviendo Arcadia -población de apenas 56.000 habitantes de los que alrededor de un 60% son de origen chino- ha provocado que los precios de algunas propiedades ya sean más altos que en ciudades como Calabasas, famosa por tener entre sus residentes a numerosas estrellas de Hollywood.
La prensa local señala que tan sólo el año pasado se vendieron en la zona alrededor de un centenar de mansiones con un precio superior a los US$2,5 millones, muchas de ellas a compradores venidos de China.
Una competición
Según explica Robert Smith, la mayoría de las nuevas mansiones que se están construyendo en Arcadia -que suelen ser una mezcla de la arquitectura asiática, europea y estadounidense- las están comprando hombres de negocios chinos que viven a caballo entre su país natal y Estados Unidos.
"Las consideran una inversión. Además, las pueden utilizar sus hijos cuando los mandan a estudiar a universidades californianas".
Smith asegura que en los últimos años han llegado a Arcadia compradores chinos "muy ricos", lo que ha desatado en la zona "una competición para ver quién construye la casa más grande y lujosa".
"Todos quieren una sala de cine, dos escaleras interiores, dos cocinas, mármol y granito en todas partes, lámparas de cristal, piscinas, proyectores que salen de cascadas de agua en los jardines... Todo lo que uno se pueda imaginar".
Según el constructor, para trabajar con este tipo de clientes "hay que ser prudente y transparente con el dinero" y se han de conocer algunas reglas básicas de Feng Shui, la filosofía milenaria china que establece las normas para que reine la armonía en los espacios.
Smith ha vivido toda su vida en Arcadia y asegura que la que ha vivido en las últimas tres décadas esta ciudad, que hasta hace no mucho era de mayoría blanca, "ha sido difícil para algunos residentes de toda la vida, a los que les está costando adaptarse a los cambios".
Paseando por esta localidad californiana sorprende ver que la mayoría de la gente que uno se cruza en la calle tiene rasgos asiáticos y gran parte de los letreros de los negocios están escritos tanto en chino como en inglés, y en algunos casos tan sólo en el primer idioma.
Los primeros suburbios chinos
Según Li Wei Yang, experto de origen taiwanés de la Biblioteca Huntington, una de las instituciones culturales de referencia del sur de California, los chinos llegaron al valle de San Gabriel a mediados del siglo XIX, primero atraídos por la fiebre del oro y más adelante para trabajar en la agricultura y en el servicio doméstico.
Tras décadas en las que la inmigración asiática estuvo restringida en EE.UU., a partir de los años 70 llegaron nuevas oleadas de ciudadanos provenientes de Hong Kong, Taiwán y China continental, "creándose los primeros suburbios chinos de EE.UU.".
"Muchos se mudaron a localidades como San Marino o Arcadia porque no había limitaciones de espacio como en el Chinatown de Los Ángeles. Querían el estilo de vida estadounidense, con casas grandes con jardín. (…) Además les atrajo el hecho de que aquí ya había muchos negocios orientados a la comunidad, como restaurantes o supermercados".
Según el experto, la última oleada de ciudadanos chinos que se están instalando en el valle de San Gabriel, está compuesta por "empresarios y políticos con muchísimo dinero que, según se cuenta, están comprando casas en efectivo para tirarlas abajo y construir mansiones gigantes".
Yang señala que la inmigración china en la zona no ha estado exenta de controversia.
"En los años 70 en varias ciudades hubo peticiones para que solo se pudiera rotular los negocios en inglés".
"Ahora, el boom de la construcción también ha creado un cierto rechazo, porque mucha gente no puede permitirse comprar una casa en el área, ya que han de competir con los compradores chinos".
Rechazo
Ese rechazo del que habla Yang se ha vivido en el vecindario de Highlands, en el noreste de Arcadia, cuyos residentes denuncian que las enormes mansiones que se están construyendo para compradores chinos están rompiendo la armonía arquitectónica de la zona.
"Estamos preocupados por el hecho de que muchas de las casas se compran solo como una inversión y nadie vive en ellas. De esta manera hay menos gente que participa en la comunidad y las familias que quieren comprar una casa para habitarla no pueden permitírselo", asegura April Verlato, de la Asociación de Propietarios de Highlands.
"Además, tendrían que hacerse cumplir las normas urbanísticas y las casas deberían encajar con el entorno. Cuando pones una casa de 700 m2 entre dos casas de 200 m2 se rompe la armonía", señala Verlato en conversación con BBC Mundo.
Verlato reconoce que el influjo de residentes chinos ha sido positivo para la actividad comercial de la zona, pero asegura que en estos momentos el mercado inmobiliario está saturado de casas que no se venden, lo que está haciendo que los precios hayan empezado a bajar.
Desde el ayuntamiento de Arcadia, aseguran que están haciendo todo lo posible para que se cumplan las normas urbanísticas de la ciudad y señalan que han recibido muy pocas quejas de vecindarios por las nuevas construcciones.
Según le dijo a BBC Mundo Dominic Lazzaretto, administrador de la ciudad, "la mayoría de las casas están siendo compradas por gente que las ocupa y que tiene la intención de formar parte de la comunidad".
Lazzarretto reconoce que algunas están siendo adquiridas como residencias de vacaciones o para hacer negocios, pero dice que "no hay nada ilegal en no ocupar una propiedad" mientras se mantenga en buen estado.
Choque cultural
Cindy Wang, quien hace cerca de 30 años que se mudó desde Taiwán al valle de San Gabriel, trabaja desde hace una década como agente inmobiliario en la zona.
"Hoy en día la mayoría de mis clientes vienen de China continental y compran casas por encima del millón de dólares, en muchos casos como una inversión".
Según Wang, muchos chinos elijen Arcadia por la buena reputación de sus escuelas, "ya que la educación es algo muy importante para los chinos".
"No hay duda de que con los nuevos inmigrantes nuevos se ha producido un choque cultural. Muchos no saben cómo funciona el sistema aquí y eso crea tensiones, porque vienen con la mentalidad que tenían en China".
Robert Smith, cuyo negocio de construcción ha levantado numerosas mansiones para ciudadanos chinos en los últimos años, no niega que el choque cultural existe, pero cree que a los habitantes de Arcadia no les queda otro remedio que adaptarse.
"El mayor desafío que enfrenta Arcadia es permitir el desarrollo urbanístico sin que la ciudad pierda su identidad original. El progreso no se puede detener pero hay que encontrar un punto intermedio".