Quizás te cueste señalar a Estonia en el mapa, pero esta pequeña república báltica, vecina de Rusia y Letonia, ofrece un sorprendente e innovador programa con muchas ventajas para los emprendedores.
Se trata de la residencia digital (o e-residency, en inglés), con la que cualquier persona puede hacerse residente de este pequeño país de 1,3 millones de habitantes sin necesidad de vivir allí.
Esto tiene múltiples beneficios a la hora de abrir una empresa, entre ellos la posibilidad de operar un negocio dentro de la Unión Europea sin tener la nacionalidad de ninguno de sus 28 países.
Es la primera iniciativa de este estilo que se abre en todo el mundo y forma parte de un amplio abanico de reformas con las que Estonia ha logrado ser reconocida como uno de los países más digitalmente avanzados del planeta.
La residencia digital no aporta la ciudadanía ni exime de la necesidad de la visa. El objetivo es que los nuevos residentes contribuyan a la economía del país utilizando sus bancos y abriendo empresas.
"La residencia digital permite a cualquier persona establecer un negocio con base en la Unión Europea y utilizar nuestra avanzada infraestructura digital para manejarlo desde cualquier lugar del mundo", asegura en el blog oficial Gaspar Korjus, director de programas del proyecto.
Esto incluye a los latinoamericanos y, de hecho, más de 270 personas de países de la región han pedido ya la residencia digital.
La mayoría son de Brasil, Argentina y México, pero también hay personas de El Salvador o Nicaragua.
Menos burocracia
En muchos países, el proceso de abrir un negocio es lento y burocrático.
La residencia digital, en cambio, permite a los emprendedores abrir su negocio sin necesidad de contar con un director local en el país, así como acceder a los servicios bancarios y de pagos online, declarar los impuestos a través de internet o firmar documentos sin poner pie en Estonia.
La iniciativa se lanzó en 2014 y ya hay más de 20.000 residentes digitales. En total, manejan unas 3.000 empresas, según datos oficiales.
Si alguien cree que este puede ser un camino para evadir impuestos, los responsables del programa aseguran que es exactamente lo contrario.
"Todas las transacciones son registradas, tu identidad está aquí, todo es muy transparente", le dijo en febrero de 2016 Korjus al corresponsal de Tecnología de la BBC, Rory Cellan-Jones.
La idea es que los residentes digitales paguen los impuestos sobre sus ganancias donde estas se generen -por ejemplo, en sus países de origen- y el gobierno estonio transmita los detalles de esos ingresos a las autoridades locales.
"La residencia digital no cambia las regulaciones internacionales impositivas", le dice a BBC Mundo por correo electrónico Katre Kasmel, jefa de comunicaciones del proyecto.
"En cualquier caso hay que pagar impuestos donde creas el valor", asegura. "Los residentes digitales deberían hablar con un experto en impuestos para entender sus obligaciones".
La cooperación entre gobiernos en cuanto al intercambio de información todavía está en "fase de preparación", reconoce Kasmel.
De hecho, los responsables insisten en que la residencia digital todavía está en desarrollo.
"Es la primera residencia digital del mundo y crearla no ha sido simple. Nos hemos enfrentado a retos a cada paso ya que nadie ha hecho nada como esto antes", dice Kasmel.
Hasta hace poco, los residentes digitales tenían que viajar hasta cuatro veces a Estonia para establecer la empresa y abrir una cuenta bancaria.
"Podíamos ofrecerles un negocio sin necesidad de sede física, pero el proceso de establecerlo era más complejo", explica Korjus.
Pero gracias a una asociación con la empresa de tecnología finlandesa Holvi, ahora ya no hace falta viajar al país para abrir una cuenta estonia.
El proceso de abrir la cuenta cuesta US$39 al mes y junto con ella se obtiene una tarjeta Mastercard. En la actualidad hay lista de espera.
Cómo se hace
Para lograr la residencia digital, entre otras cosas, hay que escribir una carta de motivación y pagar 100 euros (US$111).
La solicitud es luego revisada por la policía y la guardia fronteriza para comprobar que no hay antecedentes delictivos.
Una vez la solicitud es aprobada, hay que elegir dónde ir a recoger el carnet de identidad digital.
Este es el único paso físico que requiere el proceso y no se puede delegar en otra persona.
La carta de identidad se puede recoger en alguna de las embajadas o consulados de Estonia que existen en todo el mundo o, en Estonia, en cualquier comisaría de policía o puesto fronterizo.
En la actualidad no hay representaciones permanentes en América Latina, por lo que los responsables sugieren a los interesados de la región que combinen sus viajes con la solicitud de la tarjeta y la recojan aprovechando algún viaje.
Sí hay embajadas en España y Estados Unidos, y en otros muchos países cuya lista se puede consultar en la página web de la iniciativa.
Los impulsores quieren atraer a 10 millones de estonios digitales de aquí a 2025.