Es común ver a las cotorras argentinas en las áreas verdes urbanas de la Región Metropolitana. Originaria de Sudamérica, esta ave de colores vistosos comenzó a establecer colonias en el sector oriente de Santiago, extendiéndose posteriormente a casi todas las comunas de la región. Hoy en día, se considera una especie invasora en 19 países, incluido Chile.

Sin embargo, investigadores detectaron que estas aves portan una bacteria que puede transmitirse no solo a otras especies de aves, sino también a los seres humanos.

Se trata de la bacteria Chlamydophila psittaci, la cual fue descubierta por un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (FAVET) de la Universidad de Chile, la cual, provoca la enfermedad denominada como “fiebre del loro”

El estudio del equipo de investigadores fue publicado recientemente en la prestigiosa Revista Chilena de Infectología.

El profesor Cristóbal Briceño, académico y veterinario de la Favet, señala que "anticuerpos contra esta bacteria se habían encontrado en palomas de Santiago (...) En el caso de las cotorras, la bacteria es excretada en grandes cantidades en las heces y secreciones respiratorias de aves infectadas, pudiendo producir una enfermedad aguda o crónica, dependiendo de la cepa, la especie hospedera, la edad y la condición del ave infectada".

Dado que esta enfermedad es de naturaleza zoonótica, lo que significa que puede ser transmitida de las aves a los humanos, puede causar "psitacosis humana", enfermedad infecciosa con diferentes escenarios clínicos: desde una enfermedad leve similar a la influenza, hasta un cuadro letal con falla multiorgánica. 

Matilde Larraechea Bascuñan, veterinaria e investigadora de FAVET que ha liderado el estudio, explica que durante el periodo reproductivo de las cotorras, que es en primavera, muchas veces los pichones caen de sus nidos y la gente que circula por el lugar los llevan para sus casas como mascotas. 

“Sabemos que esta es una situación de riesgo habiendo encontrado una bacteria, sabemos que se puede transmitir a las personas. Hasta ahora, conocemos un caso en Brasil, ya que una familia había comprado cotorras argentinas en el comercio ilegal como mascotas y esta situación derivó en la transmisión de esta misma bacteria. Provocó siete casos de neumonía severa y seis hospitalizaciones”, específica. 

No solo la bacteria:

Además de la circulación de la mencionada bacteria en cotorras argentinas, el doctor Briceño, explica que también han descrito otros patógenos que pueden enfermar a personas. 

“Encontramos por primera vez en Chile la presencia de un ácaro que no se había descrito antes y que abunda en nidos y pichones de cotorras. Este ácaro, también puede picar a personas, pudiendo ser un potencial vector de otros patógenos como virus y bacterias”, detalla. 

Además, han encontrado que, en cotorras adultas, existe una alta prevalencia de Cryptosporidium meleagridis. Este protozoo es un parásito de las aves, que puede producir diarrea en personas y generar cuadros complejos, sobre todo en adultos mayores, infantes y personas inmunocomprometidas. Este parásito se elimina por las heces y puede mantenerse infectante en el ambiente por hasta seis meses. 

“Como las cotorras se han mantenido en ciudades y buscan árboles en altura que abundan en plazas, estas áreas verdes podrían ser focos de riesgo para las personas. Además, al ser muy abundantes y volar sobre las ciudades, a través de sus deposiciones, las cotorras podrían estar contaminando la ciudad con estos y otros patógenos, poniendo en riesgo la salud humana y animal”, decretó.

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