El príncipe Harry se convirtió en el primer miembro de la realeza británica que declara ante la justicia en un siglo, al explicar el "sufrimiento" provocado por cientos de artículos de un diario sensacionalista al que acusa de recopilar información sobre él ilegalmente.

Vestido con un sobrio traje gris y una camisa blanca, el hijo menor de Carlos III, de 38 años, comenzó a testificar en el estrado de la Alta Corte de Londres, donde desde el 10 de mayo se juzga a Mirror Group Newspapers (MGN).

Harry, dos actores de televisión y la ex mujer de un cómico acusan a este grupo, editor del diario Mirror y la revista Sunday People entre numerosas publicaciones, de obtener detalles sobre sus vidas entre 1996 y 2011 mediante métodos ilegales, incluida la piratería telefónica.

"Más de miles, tal vez millones de artículos han sido escritos sobre mí desde que tenía 11 años", recordó, pese a que en este caso el juez solo analiza 33 de ellos.

"Cada uno de estos artículos me causó sufrimiento", aseguró, citando informaciones que en ocasiones se remotan a más de 20 años y que reconoció no recordar específicamente con precisión.

"Siendo un niño, todos y cada uno de estos artículos fueron una distracción en mi crecimiento", insistió, rememorando que informaciones sobre cuestiones tan sensibles como su reacción al divorcio de sus padres, el entonces príncipe Carlos y la ahora difunta princesa Diana, "estaban en todos los palacios".

"Otras personas, amigos, compañeros de escuela leían los artículos y su comportamiento cambiaba", aseguró con voz tímida y dubitativa. Admitió asimismo que esto le hizo sentir "paranoia" sobre sus relaciones, desconfiando de cualquiera que pudiese aportar datos sobre él, y redujo su círculo de amistades.

Sin embargo, aunque consideró "difícil de creer cómo habría (el diario) logrado (algunas informaciones) de otro modo" que piratear sus mensajes telefónicos, no pudo aportar pruebas sobre estas acusaciones.

Tensas relaciones

El duque de Sussex no había vuelto a su país desde la ceremonia de coronación de su padre el 6 de mayo, a la que asistió sin su esposa, la actriz estadounidense Meghan Markle, y tras la cual regresó inmediatamente a Estados Unidos donde la pareja reside desde 2020.

Su declaración del martes es la primera de un miembro de la realeza británica desde Eduardo VII, que lo hizo también como testigo en un juicio por difamación en 1891, antes de convertirse en monarca.

En el inicio del proceso en mayo, MGN reconoció "algunos indicios" de recopilación ilícita de información sobre Harry en una única ocasión, pidió disculpas y aseguró que "esa conducta no se repetirá".

Pero su abogado, Andrew Green, negó que se hubiesen interceptado mensajes de los buzones de voz y argumentó que algunas demandas se presentaron demasiado tarde, décadas después de los presuntos hechos.

Harry, que sacudió a la monarquía británica cuando junto a Meghan anunció que abandonaban la institución, tiene otras demandas abiertas contra la prensa de su país.

La pareja alegó la insoportable presión de los medios y ataques racistas contra la actriz mestiza, entre sus motivos para dejar el Reino Unido.

Desde su exilio voluntario, el príncipe, quinto en la línea de sucesión al trono, y su esposa siguen manteniendo tensas relaciones con los medios.

Hace unas semanas afirmaron haber sufrido una persecución de coches "casi catastrófica" por parte de paparazzi en Nueva York, recordando el accidente de tráfico de 1997 en París en el que murió la madre de Harry, la princesa Diana, cuando era perseguida por los fotógrafos.

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