Todos vamos al baño. Sin embargo, muchas veces cuesta ir a un baño público.

Usualmente están mal cuidados y mantienen mal olor. Otras veces están en mal estado e incluso están rotos algunos inodoros o lavamanos.

Sin embargo, a veces no hay otra alternativa y solemos tener “estrategias” para evitar el contacto con el inodoro.

Se suele colocar papel higiénico sobre la taza del baño y, con eso, evitamos infecciones o bacterias que puedan estar ahí.

Ahora bien, expertos indicarían que eso carece de sustento. Por el contrario, hacerlo te expone aún más a las bacterias.

¿Por qué?

Los asientos del inodoro están diseñados para repeler gérmenes. Esto por su forma y superficie, la cual es lisa y hace complejo que las bacterias se enganchen.

En ese sentido, los gérmenes desaparecen rápidamente; pero poner papel higiénico, que posee una textura rugosa y absorbente, es propiciar que las bacterias se enganchen.

Siguiendo esa línea, un estudio publicado por el Centro Nacional de Información de Biotecnológica de Estados Unidos, apunta que “los inodoros convencionales sin tapa aumentan el riesgo de contaminación”.

Y que, además, el uso de aerosoles puede provocar la contaminación de la superficie del inodoro.

Pese a lo anterior, las bacterias fecales se pueden mantener suspendidas en el aire y si se coloca papel higiénico se da la posibilidad de que se peguen fácilmente.

Ahora bien, si un escusado es constantemente tapado con papel, la cantidad de gérmenes podría aumentar.

¿Qué hacer?

Como muchos de los baños no poseen tapas, lo ideal es evitar contacto con las bacterias. Para esto, se sugiere ponerse en cuclillas y tras esto, hay que lavarse bien las manos.

El profesor Philip Tierno, de los departamentos de microbiología y patología del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York, aseguró a Mirror que “no importa qué tan contaminadas estén sus manos, siempre que las lave adecuadamente, durante 20 segundos, con jabón y metiéndose debajo del lecho de la uña, está bien”.

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