En los Museos Vaticanos de Roma, un grupo de turistas se detiene ante una de las obras maestras del edificio: el grupo del Laocoonte. La escultura, de 1,84 metros de altura y unos 2.000 años de antigüedad, representa al sacerdote troyano Laocoonte y a sus hijos. Se dice que aconsejó a sus compatriotas que no llevaran a la ciudad el caballo de madera de los griegos, porque sospechaba que se trataba de una treta de los sitiadores. De hecho, en el caballo se escondían guerreros que sellaron la caída de Troya. Ése era el plan de los dioses, y como Laocoonte quiso interferir con su advertencia, lo mataron a él y a sus hijos con serpientes.
Una emocionante historia de tiempos pasados, pero un detalle en particular llama la atención del grupo. El pene de Laocoonte es extremadamente corto, y no solo eso. Por todo el museo hay estatuas de hombres musculosos con genitales diminutos.
De la lascivia y el autocontrol
¿Por qué cree que los escultores de la Antigüedad dotaban a los hombres con tanta modestia? "Hmm, yo fui ginecólogo", dice un turista holandés con una sonrisa, "no me preocupaban tanto las partes íntimas de los hombres". Y luego añade: "Aunque estadísticamente hablando, se supone que los penes del sur son más cortos que los del norte".
Definitivamente, esa no es la razón, aclara la arqueóloga y guía Chiara Giatti: "Para los antiguos griegos y romanos, los genitales grandes se consideraban feos", explica. Los escultores solo modelaban genitales pequeños porque querían que quedara claro: este hombre es un intelectual racional y, como tal, tiene sus impulsos bajo control".
Miguel Ángel se inspiró en la antigüedad
El pene pequeño como ideal de belleza fue inicialmente un asunto griego. Hace unos 2.400 años, el comediógrafo Aristófanes dejó constancia de cómo debía ser el cuerpo masculino ideal: "Un pecho brillante, una piel clara, unos hombros anchos, una lengua diminuta, unas nalgas fuertes y un pene pequeño".
Los romanos adoptaron esta idea. Y no solo ellos: artistas renacentistas como Miguel Ángel o Rafael se entusiasmaron con las obras maestras perfectamente modeladas de la antigüedad y basaron en ellas su trabajo. El David de Miguel Ángel, por ejemplo, que fue creado entre 1501 y 1504 y puede admirarse hoy en la Galleria dell'Accademia de Florencia, solo está dotado de un diminuto pene.
Estudio: los "piselli" son cada vez más largos
Hoy en día, la visión de los genitales masculinos ha cambiado. Los mini penes están mal vistos, los penes grandes se consideran masculinos y representan el éxito. Según un reciente estudio de la Universidad de Stanford(California), incluso son cada vez más largos: los genitales masculinos han crecido un 24 por ciento en los últimos 30 años en varias regiones del mundo y en todos los grupos de edad, según anunció recientemente el equipo científico en la revista científica "World Journal of Men's Health".
En la antigüedad, estas dimensiones habrían causado horror estético. "La longitud no importa en absoluto, las mujeres lo saben desde hace mucho tiempo", comenta un turista de Israel que se encuentra frente al grupo del Laocoonte y fotografía el antiguo mini falo. En Italia, por cierto, los penes se llaman coloquialmente "piselli", que se traduce como "guisantes".