Por la radio se escucha la voz de un locutor: "Este es un pavo tranquilo", dice, y enseguida el gorjeo tranquilo del ave. "No sabe que en unos momentos será sacrificado para esta Navidad", continúa el narrador.
En segundos la transmisión se llena de ruidos de platos y cristales que se rompen, mientras algunos piden a gritos atrapar al pájaro.
Así fue el inicio de la exitosa radionovela "El pavo asesino", que se transmitía en la década de los años 80 por la estación W FM de la capital mexicana.
Nadie imaginó entonces que el narrador de las aventuras del guajolote, como se conoce en México a los pavos, obtendría en 2015 el Oscar por dirigir una película sobre otro tipo de ave: "Birdman".
Sí. El presentador de la radionovela era Alejandro González Iñárritu, el segundo mexicano en ganar el premio de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de EE.UU. como mejor director de cine.
En 2014 lo había conseguido su colega, compatriota y amigo Alfonso Cuarón, con "Gravity" y en la misma categoría, la más codiciada del Oscar.
No obstante, en la ceremonia de este año, que tendrá lugar el domingo 28 de febrero en el teatro Dolby de Hollywood, Los Ángeles (EE.UU.), González Iñárritupuede ingresar a un selecto grupo histórico de directores integrado por John Ford y Joseph L. Mankiewicz.
Es que de ganar como mejor director por su película "The Revenant", que lidera los premios con 12 nominaciones, sería el tercero en conseguir este galardón durante dos años consecutivos. Nadie lo obtuvo tres veces seguidas.
El trabajo de Gonazález Iñárritu en radio fue su primer contacto con los medios y, de hecho, abandonó la escuela de comunicación para seguir este camino.
De la radio emigró a la televisora Televisa y luego, en 2000, se estrenó su primer largometraje, "Amores Perros", que fue nominada al Oscar como mejor película extranjera.
Escenario difícil
Después de "Amores Perros", González Iñárritu dejó de trabajar en México. En el extranjero filmó otras películas que recibieron nominaciones al premio Oscar: "21 Gramos", "Babel", "Biutiful" y "Birdman".
Emigrar de México es lo que hacen no solamente directores sino también técnicos, fotógrafos reconocidos que no encuentran un campo fértil en México para desarrollar su talento.
Es una ruta que han seguido otros cineastas mexicanos exitosos: para desarrollarse salieron de su país o encontraron el reconocimiento en espacios internacionales.
Y no es que en México no se pueda hacer cine, aclaran especialistas consultados por BBC Mundo. Pero las condiciones para lograrlo son complejas.
Los cineastas mexicanos, como ocurre en otros países de América Latina, enfrentan dos problemas para desarrollarse: la escasez de recursos para financiar sus películas y el poco respaldo del público para sus obras
La pesadilla Hollywood
En el primer caso existen varios fondos oficiales para respaldar la producción de cine. El más reciente es una disposición fiscal –conocida como Ley 226– que permite a empresarios deducir de sus impuestos las contribuciones para apoyar a cineastas.
La reglamentación propició un aumento significativo en el número de producciones, explica a BBC Mundo el especialista Carlos Bonfil.
El problema es que muchas se exhiben de forma inadecuada: en horarios de poca afluencia de público, en pocas salas comerciales o sólo en espacios culturales y universitarios.
"Los cineastas se dan cuenta que hacen una película, son apoyados, pero no llegará al público al que está dirigida o no de la manera en que debe llegar, y eso sucede incluso con películas premiadas" en Europa, explica.
"Hay que preguntarse por qué tiene que ser Hollywood la entidad que venga a certificar el éxito de un mexicano y por qué el reconocimiento en Europa no tiene el mismo efecto".
Emigrar, la salida
Conseguir financiamiento para una película que no es comercial es complicado, dependes básicamente de los apoyos del gobierno.
Es un doble rasero para medir el cine mexicano: los filmes hechos al estilo Hollywood tienen éxito, mientras que producciones culturales o que reflejan la realidad del país son relegadas.
En este círculo vicioso es fundamental el papel de las empresas distribuidoras y las cadenas de salas de cine.
En México la mayoría de las películas que se exhiben son realizadas en Hollywood o tienen elementos muy similares a las producciones estadunidenses, añade Bonfil.
El cine independiente o de arte no puede competir en ese espacio. Los cineastas mexicanos se encuentran en la disyuntiva de arriesgarse a que su obra sea vista por muy pocos o adaptar sus producciones al estilo hollywoodense.
Hay otra alternativa. "Emigrar de México, que es lo que hacen no solamente directores sino también técnicos, fotógrafos reconocidos que no encuentran un campo fértil en México para desarrollar su talento".
Éxito
La distribución y el gusto de los mexicanos por Hollywood es parte del problema.
Para quienes aspiran a realizar cine independiente o cultural el dinero es un asunto fundamental.
"Conseguir financiamiento para una película que no es comercial es más complicado, dependes básicamente de los apoyos del gobierno", le dice a BBC Mundo la cineasta Yulene Olaizola, directora de filmes como "Fogo" e "Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo", entre otras.
Hay otro elemento: en el escenario actual del cine mexicano es difícil recuperar la inversión con las producciones nacionales. Y además quienes reciben subsidio oficial están obligados a devolverlo con las ganancias eventuales.
¿Es necesario que los cineastas mexicanos abandonen su país para triunfar?
"Todo depende de cómo definamos éxito", responde Olaizola. "Para algunos cineastas es pensar en que tu película la van a ver diez millones de personas".
"Para otros éxito es hacer lo que nos gusta y que lo vean quizá unas miles de personas. En ese sentido es difícil definir que es éxito".