Ya lo advierte el dicho de origen bíblico: "No solo de pan vive el hombre".

Entre otras cosas, porque si tratáramos de hacerlo, desarrollaríamos escorbuto en el plazo de un mes.

Las mejores dietas son las variadas e incluyen de todo, desde vitamina C hasta hierro o ácido linoleico.

Incluso las dietas de moda que apenas tienen unos pocos alientos o eliminan algunas cosas son, por lo general, lo suficientemente variadas como para ser razonablemente nutritivas.

Pero, en el extremo y poco probable caso de que tuvieras que vivir a base de un solo alimento, ¿hay algunos más nutricionalmente completos que otros?

¿Podrías obtener lo que necesitas de, por ejemplo, sólo papas, bananas o aguacates?

Hambre de conejo

Una cosa es segura: entre los alimentos candidatos no se encuentran la carne o la mayoría de frutas y verduras.

La carne no contiene fibra, ni tampoco vitaminas y nutrientes.

Las frutas y vegetales pueden tener vitaminas, pero no tienen suficiente grasa o proteínas, aunque se ingieran en grandes cantidades.

El cuerpo no necesita tanto como podríamos pensar para seguir con vida, pero a veces lo descuidamos.

El explorador ártico Vilhjalmur Stefansson escribió sobre un fenómeno que se da entre la gente del norte de Canadá llamado "hambre de conejo".

Quienes comen sólo carne con muy poca grasa (como el conejo) "desarrollan diarrea en aproximadamente una semana, así como dolor de cabeza, lasitud y cierta incomodidad".

Para evitar la muerte por malnutrición, quienes sufren de hambre de conejo deben consumir algo de grasa, escribió.

El poder de la papa

Se cree que obtener casi todas las calorías de las proteínas y casi ninguna de los carbohidratos puede abrumar la capacidad del hígado para procesarlas.

Sin embargo, si la carne y la mayoría de los vegetales se eliminan de la dieta, sorprendentemente, las papas no son tan mala opción como se podría pensar, dice la dietista Jennie Jackson, de la Glasgow Caledonian University, en Escocia.

Jackson escribió el año pasado sobre el australiano Andrew Taylor, quien pasó un año comiendo sólo papas como un esfuerzo bien publicitado para perder peso y crear hábitos saludables.

Lo que hace especial a las papas es que, para ser un alimento con almidón, tienen una inusual cantidad de proteínas, y eso incluye una amplia variedad de aminoácidos, dice Jackson.

Pero incluso 3 kg de papas al día solamente aportan unos dos tercios de la cantidad diaria recomendada para alguien del tamaño de Taylor.

Además, las papas no incluyen la cantidad recomendada de grasas.

Y, aunque Taylor incluyó batatas, las cuales le aportaron vitaminas A y E, hierro y calcio, Jackson observó que las vitaminas B, el zinc y otros minerales eran escasos.

Pero el australiano pareció superar el año relativamente ileso. De hecho, perdió una cantidad considerable de peso.

La Gran hambruna irlandesa

Las papas suelen aparecer en las conversaciones sobre los mejores alimentos, o aquellos con los que podrías sobrevivir a falta de todo lo demás.

Hace algunos años, un lector escribió a la columna de consejos del diario The Chicago Reader preguntando si era verdad que se puede vivir alimentándose solamente de papas y de leche.

Después de todo, se dice que antes de la Gran Hambruna irlandesa (1845-49), la gente de allí vivía prácticamente a base de papas.

La entonces columnista Cecil Adams respondió que, tras haber comprobado las cifras con su asistente, había llegado a la conclusión de que una ración de papas y leche nos aporta la mayoría de lo que nuestro organismo necesita, excepto el mineral molibdeno.

Pero también podemos obtenerlo comiendo un poco de avena.

Al escuchar eso, Jackson se ríe.

"¡Oh! Esa es nuestra dieta. Esa es la dieta escocesa de hace 100 años. Encaja perfectamente. Papas, leche y avena, con algo de col rizada también", comenta.

Saciedad sensorial

Pero, más allá de la pura nutrición, hay otros límites a la dieta de un solo alimento.

Los humanos tenemos mecanismos integrados para evitar tal situación (probablemente porque, al final, conducirá a la malnutrición).

En concreto, un fenómeno llamado saciedad sensorial específica: cuanto más comes una cosa, menos puedes tolerarla.

"Yo lo llamo la hipótesis del postre", dice Jackson. "Cuando sales a cenar y estás lleno, no puedes probar un bocado más. Y entonces alguien trae un postre y puedes tolerar unas pocas calorías más".

Y está el peligro de que comer lo mismo día tras día durante mucho tiempo haga que te resulte más difícil comer lo suficiente para mantenerte funcionando.

Además, la lógica de que debe ser posible hacer una dieta de un sólo alimento en lugar de una variada y no sufrir efectos nocivos, siempre y cuando incluya todas las vitaminas, minerales y calorías, no funciona.

Para comprender por qué, piensa en cómo obtuvimos nuestros conocimientos modernos sobre nutrición.

Investigadores de principios del siglo XX privaron a ratas de ciertos nutrientes y mantuvieron un registro para ver si se enfermaban o morían.

Y así fue cómo aprendimos sobre la existencia de las vitaminas, por ejemplo.

Sin embargo, es probable que algunos de los beneficios para la salud de una dieta variada -los cuales se desarrollan a largo plazo—no se puedan recoger en experimentos reductivos como ése, dice Jackson. (Y, por supuesto, los humanos no somos ratas).

Los datos epidemiológicos en personas dejaron claro que una variedad de vegetales en la dieta es más saludable que comer sólo unos pocos, por ejemplo, pero no se sabe muy bien por qué.

Puede que una dieta que no incluya vegetales verdes signifique que, más adelante, tengas más probabilidades de desarrollar cáncer.

"No sabemos realmente qué alimentos causan qué efectos", dice Jackson.

"Así que, aunque averiguáramos qué necesitamos exactamente de los macronutrientes, no sabríamos realmente qué podríamos estar perdiendo".

Reducir tu dieta diaria a un sólo ingrediente podría ahorrarte tiempo y molestias, pero sería una forma rápida de enfermarte.

Y también de aburrirte hasta la saciedad.

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