Aislado con audífonos con los que escucha música de 1970 y 1980, el artista inglés diagnosticado con autismo Stephen Wiltshire, reconocido por su memoria fotográfica, dibuja en público desde el lunes la enorme Ciudad de México que captó durante un sobrevuelo de menos de media hora.
Wiltshire, de 42 años, pasa seis horas por día frente al lienzo de más de dos metros sentado sobre un banco sin respaldo, completamente erguido, y sonriendo para sí mismo por momentos.
En dos días y medio, ya ha pintado desde las siluetas de la Sierra del Ajusco que delimitan la Ciudad de México al sur, hasta el céntrico Bosque de Chapultepec con todo y el Castillo y su monumento a los Niños Héroes, así como la Torre Mayor, la más alta, incluso los intrincados dobles pisos del periférico vial.
"La pasión vence cualquier enfermedad"
Su técnica es tan sencilla como increíble: observa durante un sobrevuelo los detalles de las ciudades y después solo reproduce con un bolígrafo de tinta negra esas imágenes que parecieran habérsele tatuado entre neurona y neurona.
"Uno que vive aquí muchísimos años no la conoce (a la Ciudad de México) en su totalidad, y él ¡sí la captó!"
Su estudio en la ciudad de México fue adaptado en la planta baja de la casa matriz de un banco privado, y observarlo en persona ha maravillado a gente de todas las edades.
"Tiene un talento envidiable, demuestra que la pasión puede superar cualquier enfermedad", comenta Ever Martínez, un arquitecto de 25 años, a unos pasos del artista.
Durante su jornada, Wiltshire hace una pausa en sus trazos para saludar al público con la mano y una enorme sonrisa, luego vuelve a los detalles de las ventanas de un edificio y minutos después se detiene nuevamente para ver los espacios aún blancos del lienzo, como buscando con la mirada y en su memoria los dibujos que corresponden a esos sitios.
"Uno que vive aquí muchísimos años no la conoce (a la Ciudad de México) en su totalidad, y él ¡sí la captó!" solo con observarla unos minutos, se maravilla María del Rocío Romero, una anciana profesora de quinto grado de primaria.
Entre el público hay estudiantes, algunos con síndrome de Down, que observan atentos. Pero incluso para los maestros, Wiltshire ha sido iluminador.
"No tenía conocimiento de que hubiera personas con autismo y con memoria así de fotográfica", reconoce la maestrea Patricia Flores.
La obra de Wiltshire, que viaja acompañado de su hermana y rara vez concede entrevistas, estará concluida el viernes, y será entonces cuando el gobierno de la Ciudad de México decidirá donde será expuesta de forma permanente.
El artista ya ha dibujado las calles de Tokio, de Dubái y de París.