Benjamín Vicuña lanzó "Blanca, la niña que quería volar", el libro que escribió para homenajear a su hija que murió el 8 de septiembre de 2012 por una neumonía hemorrágica.
El actor, según dijo, realizó este proyecto para hacer una catarsis y cerrar un ciclo de profundo dolor, en el que también pueda ayudar a muchos padres a atravesar una situación tan difícil como la que le tocó pasar a él y su expareja, Carolina 'Pampita' Ardohain'.
De hecho, en el ejemplar esta última también una participación: escribió unas palabras inéditas al final del libro.
"Comparto unos textos íntimos y entrañables que escribió Carolina pocos meses después de la partida de nuestra niña y que generosamente me cedió", introdujo Vicuña.
"No hay día en el que no me sienta desesperada. Las lágrimas no se acaban y los gemidos de dolor tampoco. Es como si el tiempo se hubiera detenido y mi cuerpo se moviera, pero mi alma estuviese estancada en el fondo de un pozo ciego". Con esas desgarradoras palabras arranca el capítulo especial con fragmentos que escribió Carolina tras la muerte de su hija, y que Benjamín incluyó en su libro.
"Mi Blanca hermosa, me vuelve a la mente tu dibujo volando con alas y los corazones que iluminan. ¿Qué quisiste decir? ¿Acaso sabías que te irías? ¡Cómo no lo supe! Te hubiese besado y retenido entre mis brazos sin soltarte, desafiando hasta a Dios si hubiese sido necesario".
Y luego sumó: "No sé cómo haré mañana para salir de la cama, ni sé cómo lo logré esta semana, cómo converso con la gente y cómo cuido a Beltrán (el tercer hijo de la pareja)".
"Las fotos de ella me matan, pero también me encantan. Las que tengo en el teléfono las miro todo el tiempo... Estaba tan grande y hermosa. El último tiempo no paraba de admirar esa belleza en la que se estaba convirtiendo. ¡Se lo dije tanto en el viaje a México! Y también en la clínica los primeros días", se lee en el capítulo que escribió la también comunicadora.
Al final del texto, Pampita compartió la desgarradora experiencia de ir al cementerio por primera vez y verse a sí misma frente a la tumba de su hija: "Leí su nombre escrito una y otra vez: Blanca Vicuña Ardohain. Tardé un rato en reaccionar y empezar a llorar, pero cuando empecé fue como explotar por dentro".