"Las frías cifras" es una frase común, pero no siempre cierta; a menudo, lo que sentimos no es precisamente indiferencia. Nuestra relación con los números es emotiva.

Y es posible que concuerdes por ser uno de los muchos que reaccionarían diciendo: "Efectivamente: no me gustan... odio las matemáticas".

A lo que probablemente, Alex Bellos, autor de "Alex a través del espejo", te respondería: "Las matemáticas son un chiste".

Con esa frase abre su libro, en el que investiga cómo se reflejan los números en la vida real.

"Tienes que 'entender' un chiste así como tienes que 'entender' las matemáticas", afirma y sigue tratando de convencernos.

Un chiste es una historia que, si la seguimos con atención, al final nos recompensa y nos hace sonreír.

Con las matemáticas ocurre lo mismo -dice- aunque al final, en vez de ¡Ja, ja! digas ¡Ajá!

Volvamos a los números

En todo caso, no te preocupes, pues aquí no se trata de sentarse en un pupitre frente a un profesor que habla en tono plano y tiene mal aliento, al tiempo que te fusila con problemas imposibles de resolver cuando te envuelve ese inevitable sopor de después de almuerzo.

Estamos hablando de números -1, 2, 3...- y de cuestiones tan sencillas como cuál es el que más te gusta.

Bellos quiso explorar qué sentimos por los números y qué es lo que genera esos sentimientos.

Así que esa fue la pregunta que lanzó en un experimento que condujo en línea.

La respuesta fue rápida, multitudinaria, multinacional y emotiva, y lo dejó sorprendido por la profundidad de nuestro amor colectivo por los números.

Además, le despertó la curiosidad en varias direcciones.

El 1 y el 2 son un señor y una señora

Al parecer, así es.

A los que hablamos español, nos suena raro, pues todos los números son precedidos por el artículo masculino: el uno, el dos, el tres...

Sin embargo, la percepción generalizada al describirlos tiende a separarlos por más que las cantidades que representan.

El uno es masculino y el dos, femenino.

Esa idea, que Bellos detectó en las respuestas que le llegaron, tiene una larga historia.

Los primeros símbolos que se usaron como números fueron creados hace unos 5.000 años en Sumeria, el Irak actual.

El nombre para el 1 era Ges; el del 2 era Min.

Ges significaba además "hombre" o "falo erecto"Min, era la palabra para"mujer".

"Las razones pueden ser varias", le dice a BBC Mundo Bellos, y agrega que una teoría es que "simboliza que el hombre es el primero y la mujer su complemento", otra que "sencillamente describe lo que define físicamente a un hombre y a una mujer: en el hombre el pene, que es sólo uno, y en la mujer los dos senos".

Y una más: el dos se puede dividir, como la mujer, que pude con su vientre tornar el uno en dos.

Si los antiguos griegos lo dicen...

La asignación de género a los dos primeros números se mantuvo.

"Pitágoras, el profesor griego que vivió en el siglo VI a.C., famoso por su teorema,se hizo eco de esa asociación".

Además, la extendió a todos los números pares e impares, declarando a los primeros femeninos y a los otros masculinos.

¿El razonamiento? La resistencia a ser divididos en dos -argumentó- encarna la fortaleza, en contraste con la vulnerabilidad de los pares que se parten con facilidad, lo que los hace débiles.

Por si no te parece suficiente, dio también una justificación aritmética.

"Dijo que los impares dominaban a los pares así como el hombre a la mujer, porque si le sumas un número impar a uno par, el resultado será un número impar".

¿Te convenció? Mmm...

"¿Quién dijo -pregunta Bellos- que la suma es la que determina quién domina y quién es dominado?"

"¿Por qué no la multiplicación?".

Si cambias el + por el x en esa justificación, la situación es la inversa: cuando multiplicas un par y un impar, el resultado es par.

Hasta Pitágoras manipulaba los números a su conveniencia.

Que nos sirva de lección.

Por supuesto que no fue el único en contribuir a la fundación de esta percepción a lo largo de los siglos.

Adán fue creado primero, Eva los convirtió en dos. El 1 significa unidad; el 2, pecado.

Más allá del género

"Quizás el descubrimiento matemático más temprano fue el de que hay dos tipos de números: los que son exactamente divisibles por dos y los que no", dice el escritor.

Y estos últimos nos han llamado más la atención por mucho tiempo.

 

Los números místicos también son impares: el 3 es mágico, el 7 de la suerte y el temido 13 del infortunio.

En Medio Oriente y el norte de África, el jamsa -5- protege del mal.

No sólo en Occidente

"Entre los japoneses, también hay un vínculo histórico entre la suerte y lo impar", señala Bellos.

"Al regalar, por ejemplo, se acostumbra a dar 3, 5 o 7 cosas, nunca 4 o 6. Y si es dinero para recién casados, se prefieren cantidades como 30.000 o 50.000 yenes. Si van a ser 20.000, se recomienda que lo dividas de manera que el número de billetes sea impar".

La noción empieza a implantarse desde la niñez. La celebración anual de la buena salud de los jóvenes se llama "El festival Siete-Cinco-Tres", y participan niños de esas edades.

"El gusto de los japoneses por los números impares está tan arraigado que cuando el gobierno emitió un billete de 2.000 yenes en el año 2000, nadie lo usó", anota el profesor de la Universidad de Economía de Osaka, Yutaka Nishiyama.

Lo mismo ocurre en India, donde los impares son los números más auspiciosos.

Y hasta cierto punto también en China, pero allá encontramos una gran excepción. El número 8 es el par de la fortuna.

Por qué será

"Nadie realmente sabe a ciencia cierta por qué el 1 terminó siendo masculino y el dos femenino, pero es muy claro que la asociación existe, en todas las culturas", indica Bellos.

Y si, como Pitágoras, extendemos más allá la costumbre de darles personalidad a los números, las encuestas sobre preferencias entre los dígitos muestran que los impares son los que más gustan.

"Con los números impares, todo indica que a la gente le parecen más interesantes. Quizás es porque es más difícil encontrarles la vuelta. A los pares los puedes dividir... son como más familiares, más cómodos, mientras que los impares literalmente te dan más qué pensar", le dijo a BBC Mundo el escritor.

Pero, ¿habrá alguna base psicológica para la antigua creencia de que los impares son masculinos y los pares femeninos?

Eso fue lo que investigaron James Wilkie y Galen Bodenhausen, de la Northwestern University, en Estados Unidos.

Le mostraron a los participantes de su estudio caras de bebés al lado de un número de tres dígitos en los que todos eran pares o impares. Y les pidieron que adivinaran si el bebé era niño o niña.

"El experimento suena absurdo y habría sido olvidado de no haber sido por lo sorprendente del resultado: los números tuvieron un efecto significativo", cuenta Bellos en su libro.

", 

La posibilidad de que la respuesta fuera 'niño' era más alta en los casos en que los rostros de los bebés que estaban al lado de números impares.

"Es posible que efectivamente sea una tendencia humana universal proyectar acepciones de género en los números", escribieron los Wilkie y Boodenhausen.

"Y concluyeron que los datos apoyaban la antigua e intercultural creencia de que los impares están asociados con lo masculino y los pares con lo femenino".

Lo que no pudieron explicar fue la razón de que fuera así y no viceversa.

Otros rasgos de personalidad

Te dejamos con algunos números y palabras que han sido asociadas con ellos.

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