Quizás creamos que sabemos qué efectos produce cada color. Pero, ¿de verdad los colores cambian nuestro comportamiento?
Si se analizan las investigaciones científicas disponibles, los resultados divergen e incluso a veces son contradictorios.
El rojo es el color más estudiado, y tiende a ser comparado con el azul o el verde.
Algunos estudios han concluido que las personas realizan mejor las tareas cognitivas cuando están rodeados de rojo, en lugar de azul o verde. Pero otros muestran exactamente lo contrario.
El mecanismo que suele citarse más en los estudios es el condicionamiento.
La idea es que si tienes una determinada experiencia repetidamente, rodeado siempre de un cierto color, empiezas a asociar ese color con la forma en que te sentiste o te comportaste en ese momento.
Se ha sugerido que pasar tu vida escolar viendo los círculos rojos del profesor sobre tus errores hace que vincules para siempre el rojo con el peligro.
Y que esta idea se refuerza con el hecho de que las frutas venenosas son normalmente rojas.
El azul, sin embargo, tiende a asociarse con situaciones más tranquilas, como observar el mar o maravillarse frente al cielo.
Por supuesto siempre va a haber excepciones: el comentario del profesor que dice "bien hecho" también está escrito en rojo y las frambuesas son rojas y se pueden comer.
Detalles
Es cierto que la gente hace distintas asociaciones con distintos colores, pero es algo distinto ver si esto se traduce en un determinado comportamiento o en el éxito a la hora de realizar una tarea.
Investigadores de la Universidad de British Columbia, en Canadá, intentaron en 2009 clarificar la situación de una vez por todas.
Sentaron a los participantes en un experimento frente a pantallas de computador pintadas de azul, de rojo o de un color "neutral" y evaluaron cómo desempeñaban distintas tareas.
Con una pantalla roja, la gente realizaba mejor los test de memoria y de corrección de texto que requerían poner atención en los detalles.
Cuando la pantalla era azul, lo hacían mejor en las tareas creativas, como la de pensar en todos los usos posibles de un ladrillo.
Los autores especularon que el rojo indicaba "evitar" por lo que los participantes eran más cuidadosos, mientras que el azul motivaba un comportamiento de "acercamiento" que hacía que se sintieran más libres a la hora de pensar, lo que resultaba en una mayor creatividad.
Para evaluar esta idea, los investigadores pidieron a los voluntarios que resolvieran anagramas de distintas palabras.
Los sujetos tendían a resolver antes las palabras que sugerían rechazo si se presentaban con un fondo rojo, y las que sugerían acercamiento si se presentaban en un fondo azul, lo que sugiere que en sus mentes asociaban los colores con los comportamientos.
Pero cuando otro equipo intentó replicar esta parte del estudio con un grupo de personas mayor, en 2014, el efecto del color desapareció.
El estudio inicial se hizo con solo 69 personas, mientras que en este otro participaron 263 voluntarios.
Cárceles
Estudiar el efecto del color es mucho más difícil de lo que parece. O a lo mejor es que los colores no tienen el efecto que esperamos.
Pero hay el suficiente convencimiento como para que las celdas de algunas cárceles en Estados Unidos, Suiza, Alemania, Polonia, Austria y Reino Unido estén pintadas en un tono particular de rosa.
En Suiza, el 20% de las cárceles y comisarías tienen al menos una celda rosa. Es un tono que se llama rosa Baker-Miller por los dos oficiales de la Armada de Estados Unidos que fueron los primeros en estudiar los efectos de las paredes rosas sobre los prisioneros.
En 1979 se les enseñó a los prisioneros tarjetas rojas y azules cuando se les pedía que intentasen resistir la presión de una persona que les empujaba los hombros hacia abajo.
Con la carta azul presionaban más fuerte. Pero ¿estaba la tarjeta rosa reduciendo su agresividad? Posiblemente, no.
El investigador que realizaba el experimento sabía qué carta estaba mostrando, así que puede ser que empujase un poco menos cuando mostraba la carta rosa.
Los intentos de replicar los resultados de este estudio en otros mejor diseñados no han mostrado los mismos resultados.
Pero los investigadores siguieron con un experimento en celdas de prisión reales que eran o blancas o rosas, mezclando un poco de pintura roja con pintura blanca para conseguir ese tono.
El orden de los colores fue el mismo para todo el mundo, así que puede ser que fuese el hecho de repintar la celda lo que causó la diferencia, no el color rosa.
¿Efectos negativos?
En 2014, el equipo de Oliver Genschow, de la Universidad de Basilea, en Suiza, entró en una prisión de alta seguridad en Suiza para examinar la hipótesis.
Los presos que estaban castigados por haber incumplido las normas de la prisión fueron puestos en celdas aleatorias pintadas de rosa o con las paredes grises y el techo blanco.
Los oficiales de prisión fueron entrenados para utilizar una escala de agresividad para evaluar el comportamiento de los prisioneros.
Los resultados fueron decepcionantes para los hicieron el esfuerzo de pintar las celdas de rosa.
Tras pasar tres días en cualquiera de las celdas, los prisioneros estaban menos agresivos que la primera vez. El color no marcó ninguna diferencia.
Los autores conceden que un estudio más grande hubiese encontrado quizás diferencias, pero si el color solo afecta a poca gente, las autoridades tienen que evaluar si merece la pena.
Los investigadores incluso sugieren que este tono de rosa puede tener efectos negativos si los prisioneros se sienten emasculados al tener un color tradicionalmente femenino en las paredes.
Así que puede ser que los colores tengan un efecto, pero hasta ahora ha sido difícil demostrar esos efectos de forma consistente y a veces parece que no existen para nada.
Empieza a haber mejores estudios, pero quizás pase todavía tiempo hasta que tengamos una idea clara de cómo nos afecta el color, y mucho más para entender los mecanismos por los que esto sucede. De momento, la decoración de interiores debería más que nunca mezclar el gusto personal con el talento artístico.