El 16 de junio de 1963, a los 26 años y a bordo del Vostok 6, Valentina Tereshkova se convirtió en la primera mujer en viajar al espacio.
Tereshkova creció en una pequeña localidad de la URSS, realizó distintos trabajos en fábricas y practicó paracaidismo. No tenía ningún entrenamiento ni experiencia militar pero sus ganas de ir al espacio y participar de la carrera espacial -que por esos años marcaba la Guerra Fría- la hicieron inscribirse como voluntaria para formar parte del cuerpo femenino de cosmonautas. La idea era experimentar cómo se comportaba el organismo femenino estando en el espacio y hacerlo antes que EEUU, claro.
Valentina quedó seleccionada de entre 400 candidatas junto a otras tres finalistas y recibió un duro entrenamiento durante el cual tuvo que mentirle hasta a su mamá por tratarse de un misión ultra secreta. A todos les dijo que estaba entrenando salto en paracaídas.
Finalmente fue ella la elegida y su nombre en clave durante la misión fue Chaika (Чайка), que significa Gaviota. Tereskhova sufría de vértigo, detalle que ocultó a sus superiores pero que una vez en el espacio exterior la tuvieron con vómitos y fuertes mareos durante horas. El Vostok 6, con Gaviota a bordo, orbitó 48 veces la Tierra en un viaje espacial de 70 horas y 50 minutos de duración. Para el descenso tuvo que lanzarse en paracaídas desde más de seis mil metros de altura y aterrizar en Kazajstán.
De vuelta en tierra firme Valentina estudió ingeniería espacial y se interesó también por la política. En 1968 fue nombrada jefe del comité de mujeres soviéticas y luego fue diputada del Soviet Supremo hasta 1970. En 1975 participó en la Conferencia Mundial de la ONU con motivo del Año Internacional de la Mujer. Además de un montón de condecoraciones y honores dentro del régimen soviético, en 1982 recibió el Premio Simba por su labor de promoción de la mujer.