Es considerada uno de los genios musicales del siglo XX. Nina Simone brilló con un talento inigualable para el piano, y una voz potente y seductora. Su legado es parte de la inspiración de los mejores músicos del mundo y un ejemplo en la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos en Estados Unidos.
Eunice Kathleen Waymon, nació en Estados Unidos en 1933. Su talento con el piano desde los cuatro años fue suficiente para que estudiara durante el verano de 1950 en la Escuela de Música Juilliard, en Nueva York, para hacer una audición en el Instituto de Música Curtis en Filadelfia. No quedó seleccionada y su sueño de convertirse en la primera pianista negra de música clásica de su país, fue reemplazado por cantar en un bar en Atlantic City para subsistir. Aquí nació en 1954 Nina Simone: Nina porque un ex novio le decía niña y Simone por una actriz francesa, Simone Signoret, que vio en la película Casque d’Or.
Se hizo famosa gracias a su álbum Little Girl Blues, donde su voz sedujo a miles de fans. A pesar de que se empezó a hacer cada vez más conocida, Nina miraba el mundo comercial de la música como un lugar donde hacerse el dinero suficiente para seguir estudiando piano clásico. Un desdén por la industria musical que nunca abandonó, lo que sumado a su fuerte carácter (fue diagnosticada muchos años después con un desorden bipolar) la hacían ser una mujer de fama muy apasionada, distante y arrogante.
No por nada se ganó el apodo de la “High Priestess of Soul” (algo así como la más importante sacerdotisa del soul). Su presencia en el escenario era voraz, con una voz de contrabajo y utilizando el silencio intencional como elemento musical. Su interpretación, muchas veces improvisada, pasaba por el góspel, blues, jazz y folk, mientras combinaba el estilo de Bach y su repertorio de clásicos como Chopin, Liszt, Rachmaninoff. Además comenzó a utilizar sus shows como plataforma de denuncia de las injusticias que estaban cometiendo los estadounidenses blancos contra los de ascendencia afroamericana.
En 1963 compuso su canción más controversial “Mississippi Goddam”, como respuesta al asesinato de Medgar Evers y el bombardeo en una iglesia baptista que mató a 4 niñas afroamericanas. Era su forma de responder a la violencia racial a través de su genio musical. La canción fue boicoteada en varios estados del sur por ser un desafío directo a los racistas y a la vez incitar a los afroamericanos a crear cambios ya.
Tras el asesinato de Martin Luther King y tener problemas de evasión de impuestos, decidió dejar Estados Unidos y radicarse en Barbados esperando que su manager y marido, Andrew Stroud, con quien tenía una relación muy violenta, le pidiera que volviera, lo que no sucedió.
Tras permanecer en diferentes partes de Europa, en 1993 se radica en Francia donde muere de un cáncer de senos.