Era febrero de 1992 y María Elena Moyano tenía 33 años, cuando la agrupación terrorista Sendero Luminoso había convocado a un paro armado en todo el país; especialmente en Villa el Salvador, Lima, donde Moyano vivía.
Ella junto a otras mujeres decidieron salir a las calles para alzarse contra las amenazas del grupo de asesinar a quien estuviera fuera de sus casas. Se dirigía a una actividad vecinal cuando fue asesinada por un comando de aniquilamiento. Le dispararon y luego su cuerpo fue despedazado y dinamitado, como ejemplo para aleccionar a sus seguidores. Sus dos hijos, de entonces 10 y 8 años, fueron testigos del feroz crimen. Días después, dinamitaron la tumba donde había sido enterrada. Su familia tuvo que dejar Perú y radicarse en España.
Moyano fue una importante luchadora social peruana; feminista y dirigente vecinal. Su espantosa muerte en manos de Sendero Luminoso hizo más fuerte el recuerdo de su valentía.
Su vida siempre fue de sacrificios. Nació en la villa El Salvador al interior de una familia pobre de siete hermanos; cada día tenía que caminar varios kilómetros para llegar a su colegio en el barrio de Surco. Cuando era una adolescente fue presidenta del grupo juvenil Renovación, donde a través de la música y el teatro mantenían a los jóvenes alejados de la drogadicción y la violencia intrafamiliar.
Estudió dos años de sociología en la universidad y ya siendo una adulta su preocupación se volcó en la lucha contra la pobreza, la desigualdad de género y la defensa de los derechos humanos. Fundó el club de madres “Micaela Bastidas” para que las mujeres pudieran defenderse de algunos organismos gubernamentales corruptos. Participó también en los Comités del Vaso de Leche, programa ciudadano que buscaba garantizar al menos un vaso de leche diario a todos los niños y ancianos.
En 1986 María Elena fue designada presidenta de la Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador y al año siguiente viajó a España, junto con el entonces alcalde, para recibir el premio Príncipe de Asturias de mano del Rey Juan Carlos, en reconocimiento a 16 años de lucha y creación de programas sociales en su distrito. En 1989 fue elegida Teniente Alcaldesa del municipio.
A comienzos de los años 90 la organización terrorista Sendero Luminoso inició una verdadera campaña de asesinatos, atentados y amenazas. El 26 de septiembre de 1991, la federación de mujeres desafió a Sendero con una marcha pública que se llamó “Contra el Hambre y el Terror”. Participaron unas 20.000 personas, sobre todo mujeres. María Elena fue acusada de ser agente del gobierno, en un intento por desacreditarla, pero su respuesta fue un discurso antiterrorista aún más frontal.
Miles de personas asistieron a su funeral, su pueblo la bautizó “Madre Coraje” y la despidió bajo la consigna “Y no lograron matarla”. La muerte de María Elena Moyano sólo consiguió avivar la batalla contra el terrorismo.