Las hermanas Minerva (1926), Patria (1924) y María Teresa (1935) Mirabal nacieron en la provincia de Salcedo, en República Dominicana; el lugar hoy lleva su apellido, en honor a su lucha en la resistencia contra el régimen de Rafael Leonidas Trujillo, que terminó en el asesinato de las tres en 1960. La fecha en que sus cuerpos fueron encontrados, 25 de noviembre, hoy se ha convertido en la celebración internacional del Día para Eliminar la Violencia contra la Mujer, instaurado por la ONU.
Fueron apodadas como “Las Mariposas”; las tres comenzaron activamente a participar de la lucha contra Trujillo, un líder que no permitía la disidencia. Minerva, Patria y María Teresa fueron constantemente asediadas por sus opiniones y acciones políticas, siendo apresadas varias veces. Minerva además sufrió el acoso de Trujillo, el que cuando se vio rechazado en sus avances amorosos, complicó la vida de la familia Mirabal entera. Minerva estudió Leyes y María Teresa matemáticas; todas se casaron jóvenes, con hombres igualmente luchadores y embarcados en la causa política, y padres de los hijos que las tres dejarían huérfanos.
Las hermanas Mirabal integraron movimientos que intentaban traer abajo al líder en las sombras del país. Al igual que otros mimbros de la resistencia fueron descubiertas y apresadas; los maridos de Minerva y María Teresa permanecieron en la cárcel mientras ellas, por presiones públicas, eran liberadas.
En 1960, Patria, María Teresa y Minerva fueron interceptadas en un auto por la policía secreta, quienes tras ahorcarlas y golpearlas, las dejaron caer a un barranco tratando de encubrir el crimen como un accidente. Con ellas murió además Rufino de la Cruz. El impacto no se hizo esperar: eran líderes, eran madres, eran mujeres con voz, que acentuaron la indignación con la violencia del régimen trujillista. Patria tenía 36 años cuando murió, mientras que Minerva 32 y María Teresa sólo 25.
El crimen conmovió a la nación, cansada de tres décadas de violencia. Al año siguiente, Trujillo fue asesinado.
Las Mirabal tenían otra hermana, Belgica, apodada Dedé, quien continuó con el legado de su familia. Hoy se han transformado en íconos del feminismo y un símbolo de República Dominica, donde además de la provincia que lleva su nombre tienen un museo y un homenaje en la vía pública.